La Fura reinterpreta a Ligeti

Barcelona- Sobre la escena, la Fura ha instalado una gran mujer de siete toneladas, siete metros de alto y quince de ancho, llamada Claudia, desde la que entran y salen los personajes de esta ópera. Esta espectacular figura es una personificación del «miedo a la muerte», según Àlex Oller, director escénico de la Fura. El gran macabro que da título de la obra se refiere a un personaje siniestro que anuncia la llegada inminente de la muerte y del Juicio Final.

«Le Grand Macabre» fue compuesta por Ligeti a partir de una pieza teatral que Michel de Ghelderode escribió en 1934, época en la que Europa se encontraba en el compás de espera entre las dos guerras mundiales que la devastaron. Eso hace que la obra se refiera al miedo a la muerte y a la destrucción total. Son, según Oller, «unos miedos muy actuales». La Fura dels Baus resalta este hecho iniciando la producción con un audiovisual donde puede contemplarse a una mujer en decadencia engullendo comida basura y leyendo un periódico con un titular sobre la crisis. Le sigue un concierto de claxones de coches. «El punto de partida de la obra es esta mujer entrando en estado de pánico», aclara el director, que decidió reflejar el miedo «de una manera muy física, muy orgánica».

Para Oller , «la obra es una tragedia, sin duda, pero una tragedia llena de sarcasmo». La lectura propuesta por La Fura conecta la partitura de Ligeti con el mundo de las barracas de feria, las mujeres barbudas y los enanos deformes de los circos de antaño.

El gran reto en esta obra ha sido para el escenógrafo Alfons Flores. Sobre él recayeron las ideas más atrevidas de la Fura dels Baus para interpretar de la mejor manera posible las intenciones de Ligeti. «Yo pensaba que La Fura me pediría mucho metal y mucho hierro, sin embargo querían algo muy orgánico, así que diseñé esta gran mujer», explica Flores.

Oller destaca que «Le Grand Macabre» encaja muy bien en el universo de La Fura dels Baus por su parte «física, orgánica e incluso escatológica», aunque sin olvidar «su sentido del humor grotesco».

Pero no se acaba todo en la puesta en escena. La música tiene una gran importancia y fuerza. Es, en palabras de Oller, «una amalgama que hace un repaso de la música clásica y no tan clásica. Hay un poco de todo. Es una pieza para ir acompañada de una puesta en escena más que para ser simplemente oída: escuchada en casa puede resultar algo dura». A este respecto, la orquestación es poco habitual, con mucha presencia de la percusión y los vientos y poca de las cuerdas.

«Le Grand Macabre» ya ha sido vista en otros escenarios de Londres y Buenos Aires, donde ha salido aplaudida por la crítica especializada.

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