Artistas
Campanario baraja estudiar en otro centro por Jesús Mariñas
Nada nuevo bajo el sol. Las mismas situaciones e idénticos personajes, no hay novedad en el frente informativo: Cayetana y Alfonso acaparan actualidad, mientras hay compás de espera ante el enfrentamiento de Julián Muñoz y Maite Zaldívar –yo siempre sostuve que un día volverán como las oscuras golondrinas–.
También Isabel Pantoja vela armas ante la reanudación de la demorada «operación Malaya», mientras los Mohedano vuelven a ser actualidad por las últimas denuncias de Antonio David Flores, que acusa a su ex tío y representante de haberle chuleado con el dinero de su «luna de miel», en la que Rocío Carrasco y su entonces esposo estuvieron protegidos por Juan López de la Rosa en plan carabina. La Jurado lo dispuso así creyendo ver en la pareja a cándidas palomas de las que tío Amador sacó tajada.
El testimonio del ex guardia civil parece tan irrebatible como el de Juanjo Fernández, noviete oportunista de Antonio Canales, quien me asegura que «él también quería ganar». Ahora va a la caza y captura de platós e, incluso, se me ofrece gratis: «Tengo aún mucho que descubrir», dice casi como amenaza. Mientras, María José Campanario, otra del reparto habitual, gime por su expulsión –un tanto arbitraria, aunque con lógica– de la estricta y elitista Universidad Europea, en la que pagaba 1.600 euros mensuales por asistir los fines de semana a un cursillo especial de Odontología. Cavila si inscribirse en otro centro, pero ninguno ofrece las ventajas de poder estudiar durante el «weekend». Lástima. Deborah Vilaboa, dentista del famoseo, podría echarle una mano.
Su clínica parece un centro universitario. Lo curioso de la tardía expulsión con nocturnidad y alevosía es que María José ya había pagado parte de la nueva matrícula. Una despedida de efecto retardado cuando su implicación y condena de apenas dos años se publicó hace meses. ¿Por qué demoraron la medida disciplinaria (al parecer contenida en los estatutos del centro)? Quizá prefirieron hacerlo de la manera que les parecía menos escandalosa, pero el caso tuvo efecto bumerán: parece discriminatorio y a destiempo.
La actualidad también tiene como protagonistas a Belén Esteban y a Fran, que es casi un «marido de ida y vuelta». El camarero ni deshace la maleta, ya acostumbrado al trajín que le imponen los distanciamientos temporales de su esposa. Una historia algo cansina que se suma a la rutina informativa, con sus habituales rifirrafes. Todo parece más de lo mismo para comenzar la temporada. A ver si el novio estafador de Canales aporta algo nuevo tras el escándalo de las fotos playeras que tanto beneficiaron a «DEC».
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