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Un urbanita ágil con mucha suavidad y poco consumo

La versión híbrida del nuevo Toyota Yaris ofrece una destacada habitabilidad interior y una aceptable potencia, a los que se une un gasto mínimo

Un urbanita ágil con mucha suavidad y poco consumo
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MADRID- El nuevo Yaris híbrido, con su centenar de caballos, se coloca en lo más alto de la gama del segmento de utilitarios de Toyota. Este Yaris utiliza un motor convencional de gasolina y otro eléctrico, alimentándose este último de una batería colocada bajo los asientos posteriores, con lo que se consigue que, a pesar de ser híbrido, mantenga la misma habitabilidad y espacio de carga del resto de la gama Yaris.

El consumo medio homologado por la marca es de 3,5 litros a los 100 kilómetros que, en una conducción real, con paradas frecuentes, tránsito urbano, zonas de aceleración y alguna pendiente, podría aumentar quizá hasta los cuatro litros como mucho. Una cifra que sigue siendo interesante y que en recorridos por autovía o autopista puede descender con facilidad.
Las cualidades dinámicas del Yaris híbrido se imponen en una utilización tanto urbana como interurbana, usos en los que la velocidad no es un factor importante. Su manejabilidad y la respuesta tanto del motor eléctrico como del térmico, el de gasolina, es inmediata. Como en otros híbridos de Toyota, el Prius por ejemplo, el Yaris dispone de un modo de conducción, «EV», con el cual podemos circular sólo con el impulso del motor eléctrico, y que permite una autonomía de la batería de dos kilómetros a una velocidad máxima de 50 km/h. Nos puede parecer poca distancia, pero en realidad, si este modo lo empleamos para movernos por ciudad, dos kilómetros son muchos.

Una vez que abandonamos el recorrido urbano, el centenar de caballos hacen que el Yaris se mueva con agilidad y mucha suavidad; más si lo hacemos a velocidad constante. En este modo de circulación el motor de gasolina se combina con el eléctrico y ambos hacen que el consumo sea mínimo. Por el contrario, si queremos exprimir su máximo potencial, la función híbrida de este automóvil desaparece y el consumo se resiente. Su cambio automático no permite grandes valores deportivos, pero lo cierto es que el Yaris híbrido se muestra como un coche tremendamente ágil.

Hay ciertos cambios exteriores en su carrocería que lo diferencian del resto de la gama, como faros, pilotos, parrilla frontal y paragolpes delantero, que son distintos en esta versión. Y ello es debido a que una de las funciones de estos cambios estéticos en la carrocería es la reducción de la resistencia aerodinámica, buscando siempre el menor consumo posible. Pese a estos cambios, sus dimensiones exteriores son las mismas que las de cualquier otro de la actual gama Yaris. En su interior también se han realizado ciertos retoques para actualizarlo y personalizarlo, a la vez que distinguirlo como coche híbrido. Son detalles decorativos sin gran protagonismo, pero que le aportan una atmósfera interior muy peculiar y que afectan a los indicadores del cuadro de instrumentos, ahora en azul eléctrico, un nuevo pomo del cambio automático y la adopción de un botón de arranque. El resto, en poco o en nada varía de sus compañeros de gama.