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Una vivienda bioclimática que almacena energía

Una vivienda bioclimática que almacena energía
Una vivienda bioclimática que almacena energíalarazon

Esta vivienda, propiedad de Donato Fernández, aparejador y director de ejecución de la obra, es un ejemplo de cómo la aplicación de la arquitectura tradicional local ayuda a esquivar los condicionantes climatológicos del lugar y a beneficiarse de los materiales autóctonos.
Tal y como explica su arquitecta, Alicia Oliver, la vivienda se ubica en una zona de La Mancha –en la localidad toledana de Villafranca de los Caballeros– que se caracteriza por inviernos fríos y veranos calurosos, con una elevada variación térmica, a lo que se añade la escasez de lluvias.
Para compensar estos registros, además de criterios de orientación, diseño, aislamiento, o ventilación, «se han utilizado materiales de alta densidad de masa», explica. El 90 por ciento de la vivienda está construida con materiales locales, lo que disminuye el transporte y, por tanto, los costes económicos y térmicos de construcción.
También «se ha tenido especial cuidado en colocar el aislamiento en la parte más exterior para mejorar la inercia térmica efectiva». Así se evita el sobrecalentamiento durante el día por exceso de radiación solar, ya que el excedente de energía se dirige hacia la fachada y la cubierta, que se enfrían durante la noche.
«Casa D» cuenta con energía solar para ACS y apoyo a los sistemas de calefacción, por suelo radiante, y refrigeración. Un depósito de inercia de 600 litros acumula la energía producida y permite almacenar hasta 1.800 kcal, es decir 75.240 kJ, casi 20,9 kW/h, con lo que la climatización puede funcionar varios días.
Tal y como explica Alicia Oliver, funciona de la siguiente manera: «cuando hay exceso de radiación solar, se va calentando todo el agua, de la que se puede luego disponer para cuando no haya radiación, sin necesidad de acudir a otras energías». Así, puede guardar el exceso de energía solar producida durante el día para utilizarla de noche.

Ahorra agua
Para el verano ha recurrido a climatización por suelo refrigerante con una bomba de calor reversible que convierte la energía solar en agua fría, que absorbe el exceso de temperatura.
Además, «Casa D» dispone de un circuito de retorno: «el agua que queda ‘‘encerrada'' en la tubería cuando se cierra el grifo y que está caliente, regresa al depósito para volver a ser aprovechada. Así, se ahorra agua y energía eléctrica», explica.