Barcelona
La rúa de la alegría
Con una «senyera» en la mano, Carles Puyol y Xavi Hernández salieron corriendo del vestuario a dar la primera vuelta de honor de la noche. Se estaban saltando todo el protocolo habido y por haber, pero, después de una hora y media subidos a un autobús, necesitaban estirar las piernas.
Un Camp Nou abarrotado llevaba tres horas esperando el final de una rúa que reunió a 350.000 mil personas por las calles de Les Corts, para poner la mejor guinda a una celebración en la que las referencias a la final de Wembley fueron constantes. Era un día de profunda alegría para el Barcelona que, sin embargo, tuvo un recuerdo muy especial para un pueblo que vive momentos muy delicados. El club engalanó el autobús de los jugadores con una pancarta que rezaba: «Lorca, en nuestro corazón». Un gesto muy bonito que honra a la entidad barcelonista.
La rúa transcurrió a ritmo de tortuga por calles cercanas al Camp Nou. Abidal, con un gorro de la Guardia urbana, y Alves, con uno hurtado a un Mosso d'Esquadra, no pararon de hacer bromas sobre un autocar en el que la cerveza se convirtió rápidamente en la bebida oficial y Shakira, en la banda sonora. El momento culminante de la fiesta llegó cuando los jugadores, ya sobre el césped del Camp Nou, cogieron el micrófono para dirigirse a los aficionados, y a algunas personas más. Los más contundentes fueron los dos pesos pesados del vestuario, los dos capitanes, que fueron los que inauguraron los parlamentos. «Nos han atacado desde todos los lados y seguirán intentándolo, pero nosotros hemos ido a lo nuestro y nos hemos dedicado a jugar a fútbol», afirmó Puyol. «No vale pensar en los demás, hay que centrarse en el Barça, que es el mejor club del mundo», añadió un Xavi especialmente eufórico.
Muchos de los azulgrana se reservaron y citaron a los seguidores para el día 29, confiando en conseguir la Liga de Campeones en Wembley. Especialmente rotundo se mostró Leo Messi: «Mis palabras me las guardo para el dia 29, entonces hablaré». Sir Alex Ferguson ya tiene algo más de qué preocuparse. La fiesta fue familiar y casi todos los hijos de los jugadores saltaron también al césped. «No lo hacemos para quedar bien, este club es una familia», destacó Alves. La revelación de la noche fue Villa, que se lanzó a cantar «A mi manera». Lo hizo tan bien que esta noche, en Düsseldorf, se llevaría más de un «Espagne, douze points». Y Pinto respondió la pregunta de moda: «¡Porque somos los mejores, bueno y qué!». El Barça es feliz. Y Wembley ya está aquí.
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