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Pasando de Lars von Trier

Pasando de Lars von Trier
Pasando de Lars von Trierlarazon

¿A qué viene un título tan bélico para un drama fraternal? El danés Thomas Vinterberg, que sigue huyendo de la alargada sombra del Dogma, tiene respuesta para casi todo: «La película habla de dos hombres intentando salir a la superficie, luchando día tras día para ver la luz. Creo que en la película hay esperanza, aunque tampoco he querido ser sentimental. No pretendía mentir al público: la vida es oscura, dura y difícil, pero uno puede salvarse si batalla por ello». Nick y su hermano pequeño sacan el periscopio, pero el mar embravecido que les rodea tiene la negrura de la marea negra. Nick acaba de salir de la cárcel, su hermano es un yonqui que esconde su adicción a un hijo que con demasiada frecuencia debe soportar los ataques de narcolepsia de su padre.

Consternación en Berlín

El panorama es desalentador, aunque «Submarino» no engaña a nadie: en la primera secuencia, que desató un oleaje de consternación en la presentación del filme en la Berlinale, dos niños, una madre alcoholizada y un bebé protagonizan una terrible tragedia que pone los pelos de punta. Vinterberg se defiende ante los que le tachan de efectista: «Quería retratar la ternura y la fragilidad de estos dos hermanos, pero también la rabia, ese sentimiento tan propio de la infancia. Quería poner las cartas sobre la mesa, decirle al público: «Así empieza nuestra historia, y no va a mejorar. Si no te gusta, mejor que te vayas».

La obra de Vinterberg no es ajena a las acusaciones de sordidez: no por azar su famosa ópera prima, «Celebración», centraba sus esfuerzos en detonar una bomba de relojería en forma de pasado pedófilo en pleno epicentro de una familia burguesa. «Submarino» tampoco hace concesiones al discreto encanto de la institución familiar, aunque a Vinterberg no le gusta hacer conexiones obvias: la película responde a otra crisis, más personal, y explota la suciedad diáfana del grano del celuloide en contra de la brusquedad del vídeo doméstico del Dogma.
«"Submarino"responde a dos objetivos», explica. «Por un lado, refleja el miedo que sentí cuando me divorcié y tuve que criar a mis hijos por mi cuenta; por otro, me interesaba hablar de la disolución de las familias modernas, con esos dos hermanos que durante todo el metraje intentan localizarse sin éxito, como si quisieran recuperar inútilmente los lazos de afecto que han perdido con el tiempo».


Insuperable
Alto, rubio, guapo y frío. Así es de cerca Thomas Vinterberg, el director que con la dogmática «Celebración» causaba tantas sensaciones extrañas en 1998. Dura, despiadada y mordaz, obtuvo el Premio del Jurado en Cannes. Luego vendría «Todo por amor» (2002) y «Querida Wendy» (2005), pero ninguna consiguió siquiera igualar el éxito de crítica y público que obtuvo la antedicha.