El tiempo

El tiempo es un río de acontecimientos, una corriente impetuosa, según Marco Aurelio, el ángel del hombre según Schiller, la cosa más valiosa que el hombre puede gastar, el que fortalece la amistad y debilita el amor… El tiempo, ese justiciero que pone cada cosa en su lugar, según Voltaire…El tiempo, ese gran consolador, ese bálsamo para todas las heridas del alma, por profundas que sean…El tiempo…Hace tiempo, hace unos cuantos años, todos echándose las manos a la cabeza, demonizando a Aznar y a Blair por su apoyo a Bush en su intervención en Irak para derrocar al tirano, cierto que con argumentos poco convincentes, lo de las armas de destrucción masiva que no gustaba a nadie, pero hoy, sin pretextos y sólo para deponer a Gadafi, los mismos países, además de Francia y Noruega, están en ese propósito lo mismo que lo estuvieron los otros hace unos ocho años, aunque ahora está todo el mundo de acuerdo.

Pues a mí que me lo expliquen. Antes no, ahora sí. No son los mismos perros con distintos collares, no, pero a estos sí se lo toleran y hasta lo ven con buenos ojos quienes antes salían a la calle a manifestarse. El tiempo viene a dar la razón a quienes antes se la negaban. No, no existe el presente: lo que llamamos presente no es otra cosa que el punto de unión del futuro con el pasado, y ahora, en este presente que vivimos, miramos al pasado pensando en que las cosas se repiten, todo en la vida es pura repetición. Schiller, otra vez Schiller, decía que de tres maneras es el paso del tiempo: lo futuro viene a nosotros con paso tardo; lo presente se nos escapa volando como una flecha, y lo pasado estase eternamente quieto. Y ahí estamos, como en el pasado, pero sin que nadie alborote.