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Soy una rana por Ángela Vallvey
Soy la primera que se queja por que varias generaciones de europeos vayamos a ser empobrecidos drásticamente. El mejor invento del siglo XX fue la clase media, que saldrá debilitada de la Gran Recesión que vivimos. Ya se la llama así, «clase media oprimida», en el Reino Unido. Si la clase media, que ha dado estabilidad y garantías democráticas a Europa después de la Segunda Guerra Mundial, se depaupera gravemente, los peligros que corremos son serios (la historia del siglo XX nos enseña que comunismos, autoritarismos y fascismos se crecen cuando crece la pobreza). Nos van a varear como a una oliva, no pararán de darnos palos hasta hacernos soltar el último euro escondido en las entretelas. Personalmente, como miembro que soy de esa clase media, preferiría que los ajustes se hicieran poco a poco; el experimento de la «rana hervida» demuestra que así se toleran mejor los cambios: si metemos a una rana viva en una olla de agua hirviendo dará saltos horrorizada, intentando escaparse, pero si la introducimos en un caldero con agua a temperatura ambiente y vamos subiendo poco a poco la potencia del fuego, la rana se quedará tranquila, se irá atontando y, cuando quiera darse cuenta… será un tropezón más de la sopa. En EEUU están siguiendo la táctica de la temperatura ambiente. En Europa, la del agua hirviendo. Sin embargo, prefiero que las medidas las tome un gobierno español soberano a un tecnócrata impuesto por la UE. Por eso no haré huelga el 29.
Pero, como anfibio de clase media presto a inmolarse, entiendo que haya que poner orden en el disparate económico que vivimos, aunque espero que se exija el mismo sacrificio a la clase política y al sistema bancario.
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