Congreso Extraordinario del PSOE
Rubalcaba se marcha pero pilota el cambio de Gobierno
José Luis Rodríguez Zapatero dio ayer de nuevo un paso atrás para dejar todo el protagonismo a su aún vicepresidente primero, ministro del Interior y portavoz del Gobierno. En una insólita puesta en escena, Alfredo Pérez Rubalcaba anunció por sorpresa la noticia política más esperada de los últimos meses: su salida del Ejecutivo.
No obstante, formalmente continuará en sus cargos hasta principios de la próxima semana, que será cuando el presidente desvele los cambios de su Gabinete. Previamente, el jefe del Ejecutivo informará de los mismos a su Majestad el Rey Don Juan Carlos.
Un día antes de ser proclamado oficialmente candidato socialista a las generales y ocho después de que Felipe González le recomendara dejar «ya» todos sus cargos, Rubalcaba comunicó ayer a Zapatero minutos antes del inicio de la reunión del Consejo de Ministros su voluntad de abandonarlos. Noticia que, según el propio vicepresidente admitió, no sorprendió a su interlocutor, con quien ya había abordado su salida del Gobierno el 30 de mayo pasado, tras el último comité federal del PSOE.
Durante el Consejo de Ministros de ayer, tanto Zapatero como Rubalcaba guardaron un discreto silencio sobre la intención del segundo de anunciar momentos después su dimisión. Al término de la reunión, el vicepresidente hizo partícipe de su secreto a algún compañero de Gabinete. Sin embargo, otros de sus colegas no ocultaron por la tarde su malestar por no haber sido informados de la intención de Rubalcaba. Mientras, su guardia pretoriana sí conocía de antemano su hoja de ruta hasta su proclamación hoy como candidato socialista.
Tras dejar claro que no existe ninguna incompatibilidad para continuar en sus cargos y asumir la candidatura a las generales, Rubalcaba aseguró que abandona ahora sus puestos porque su nuevo reto no le permitiría dar el cien por cien en el Ejecutivo. «Mi labor como candidato dificultaría mi tarea en el Gobierno». Por eso el aún vicepresidente, confeso maniático en las formas y en los tiempos, anunció ayer su marcha. Con su salida, marca, sobre todo, distancia del Gabinete de Zapatero, castigado severamente el pasado 22-M en las urnas por los duros ajustes sociales acometidos para capear la crisis económica.
Control desde fuera
A partir de ahora Rubalcaba, que continuará como diputado, se volcará en profundizar en esa línea divisoria con el Ejecutivo con su giro a la izquierda. Pero antes liderará los cambios del Gobierno, que Zapatero comunicará, probablemente, este fin de semana al Rey y anunciará a comienzos de la próxima.
Según fuentes cercanas al presidente, la crisis se quedará en una minirremodelación del Gobierno, reducida, prácticamente, a sustituir a Rubalcaba en los tres cargos que deja vacantes: Vicepresidencia Primera, Ministerio del Interior y Portavocía del Ejecutivo.
Pese a su desmarque público del Gobierno, no desaprovechará la oportunidad para seguir controlándolo, aunque ya no esté físicamente en él. Por eso colocará en sus cargos a su guardia pretoriana. Elena Salgado, mujer de su absoluta confianza, se sitúa como la más firme candidata para ascender a vicepresidenta primera. Además, seguiría con sus funciones de ministra de Economía.
Ramón Jáuregui, actual titular de la Presidencia por imposición de Rubalcaba, podría asumir la Portavocía. No obstante, su nombre suena también para vicepresidente primero. Otras fuentes gubernamentales aseguran que al actual titular de Fomento, José Blanco, no le importaría asumir las tareas de portavoz. Mientras, Rubalcaba apuesta por la continuidad en Interior. De ahí que desee dejar al frente del Departamento a su secretario de Estado para la Seguridad, Antonio Camacho.
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