País Vasco
ETA mantiene operativo su «servicio interno de correos»
La tarjeta de memoria que intentó tragarse Izascun Lesaca cuando fue detenida demuestra que la banda conserva sus estructuras clandestinas
MADRID- La tarjeta de almacenamiento informático que la cabecilla etarra Izascun Lesaca intentó tragarse en el momento de su detención demuestra, por su contenido, que ETA tiene voluntad de continuidad en el tiempo y que conserva sus estructuras clandestinas. Según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas, en la tarjeta estaban las cartas de su familia y amigos que Lesaca había recibido a través del llamado «Gudari Posta», una especie de «servicios de correos» interno que ETA mantiene operativo para sus miembros en activo y que están en la clandestinidad.
El hecho de que intentara tragarse la tarjeta puede estar relacionado con el contenido de las cartas (lo que no cuadra con este tipo de actuaciones) o por otros motivos, que las citadas fuentes no han revelado. De hecho, el material encriptado que tenía en su poder, en diversos dispositivos de almacenamiento informático, supone un total de diez «gigas», lo que da idea de la información que hay en dichos artilugios.
El «Euskal Gudari Posta» es un «servicio de correos» interno de ETA, gracias al cual, los pistoleros que se encuentran en activo y, por lo tanto, en la clandestinidad, reciben y pueden enviar, cada tres meses, cartas, fotografías e incluso grabaciones, de sus familiares y amigos. Hay que tener en cuenta que las normas internas de ETA sólo permiten, cada tres años, un contacto directo de estos familiares con el terrorista y todo con las máximas medidas de seguridad.
El «Eusgupost» es, por lo tanto, una estructura que ETA mantiene estable y operativa dentro de la organización criminal, pese al supuesto «cese armado definitivo». Si la banda tuviera previsto disolverse a corto plazo, está claro que este «sub aparato» habría ya desaparecido. «Eusgupost» tiene como responsable a un «liberado» de la banda que, por las características del asunto, tiene que ver con la «logística» y, probablemente, con los responsables de falsificaciones y la estructura internacional.
El «servicio de correos» de la banda cuenta, como elementos esenciales, con los llamados «banatzaileak» (repartidores), que se encargan del reparto de las cartas y de recoger las que los terroristas envían a sus allegados. Normalmente, son familiares de los etarras los que se ocupan de estas funciones. Al ser individuos que no están reclamados por la Justicia, se pueden mover por el territorio francés, donde están la mayoría de los clandestinos, sin problemas. Al haberse desplazado algunos etarras a Inglaterra, Irlanda, Italia, Bélgica o Venezuela, su labor se extiende a estos países. ETA exige a sus miembros, como si de una guerra se tratara, que extremen las medidas de seguridad y que no den detalles de dónde se esconden. Como esas cartas, antes de llegar a sus destinatarios, pasan por las manos de los responsables del «Eusgupost», son censuradas y borradas todas las referencias que pudieran aportar pistas al «enemigo», en caso de caer en su poder.
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