Moscú
Grecia un frágil país
La reciente crisis económica que atraviesa Grecia ha descubierto para muchos su debilidad institucional. No es un fenómeno nuevo
En la Antigüedad, Grecia no logró nunca formar un todo homogéneo. La Hélade siempre estuvo dividida en ciudades estado que rivalizaban entre ellas y sólo se hallaban unidas por una lengua común. Tampoco la existencia de un imperio romano de Oriente cambió la situación. Durante un milenio, los griegos compartieron soberano con sirios, árabes, judíos y un largo etcétera de pueblos y, a partir de 1453, con la caída de Constantinopla, pasaron a formar parte del imperio otomano. En buena medida, la configuración de Grecia como nación se debió a Gran Bretaña, Francia y Rusia – cuyo ministro de asuntos exteriores, Kapodistrias, era de origen griego y se convirtió en presidente de la nueva república–, que decidieron apoyar a los insurrectos griegos contra el dominio turco. Tras el asesinato de Kapodistrias, las potencias sentaron en el trono a Otón de Baviera, primero, y a Jorge I de Dinamarca después. Grecia intentó ampliar sus fronteras sumando los territorios en los que había poblaciones heleno-parlantes. Así, entre 1863 y 1913 –cuando concluyeron las guerras balcánicas– se anexionó las islas jónicas, Tesalia, Epiro, el sur de Macedonia, Creta y las islas del Egeo. No puede sorprender que Grecia se sumara a los Aliados durante la Primera Guerra Mundial para arrancar territorios al imperio otomano.
Ataturk frena a Grecia
Las apetencias griegas fueron detenidas sólo cuando, durante la posguerra, Kemal Ataturk, el padre de la Turquía contemporánea, venció al ejército heleno. Se produjo entonces un intercambio de poblaciones turca y griega para evitar futuros conflictos. Mussolini invadió Grecia en 1940, pero el ejército griego consiguió derrotar a los italianos en el otoño logrando la primera victoria aliada del conflicto. Fue breve. Hitler optó por retrasar unos meses su ataque contra la URSS y ayudar a los italianos. Las fuerzas germanas dominaron Yugoslavia y Grecia. El Führer perdió un tiempo precioso que le hubiera permitido llegar a Moscú antes de las nevadas.
La ocupación de Grecia fue durísima. No sólo fue exterminada la mayor parte de la comunidad judía –que era de origen español– sino que además murieron miles de griegos de la resistencia y la economía resultó devastada. En octubre de 1944, los británicos liberaron el país, pero se trató sólo del pistoletazo de salida de la «Emfýlios pólemos» (guerra civil) que ensangrentó el país durante un lustro. Conflicto típico de la guerra fría –las fuerzas gubernamentales se enfrentaban con el partido comunista– originó una acentuada polarización de la vida política. Así, aunque la nación entró en la NATO y recibió los beneficios del Plan Marshall, existió siempre un temor hacia una radicalización de izquierdas.
Descomposición
En 1967, tuvo lugar un golpe de estado militar apoyado por Estados Unidos y la monarquía ante la eventualidad de una victoria de las izquierdas que sacara a Grecia de la NATO y la acercara a la URSS. El denominado «régimen de los coroneles» abolió la monarquía en 1974, lo que aprovechó Turquía para invadir Chipre y derivó en disturbios duramente reprimidos por la dictadura. La descomposición del régimen se aceleró al regresar del exilio Konstantinos Karamanlis que se convirtió en primer ministro provisional en julio de 1974.
Un referéndum celebrado en 1975 confirmó el derrocamiento del rey Constantino y el regreso a la democracia. Se produjo entonces el retorno de Andreas Papandreou, fundador del socialista PASOK, que llegó al poder en 1981. Ese mismo año, Grecia –que había vuelto a la NATO en 1980– entró en la Unión Europea. En términos generales, el progreso de Grecia desde ese momento puede ser calificado como punto menos que espectacular. Sin embargo, la democracia tenía los pies de barro. Sin hábitos como la ética protestante del trabajo, la división de poderes, la responsabilidad de los políticos o el control de la corrupción, continuó desarrollando redes clientelares que minaron su política y su economía. En junio de 2010, en una reunión con dirigentes sindicales de la UE, Durao Barroso anunció que cabía la posibilidad de que se convirtiera en una dictadura militar. Pero el futuro de Grecia sólo Dios lo sabe.
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