Castilla y León
La vacuna mágica
Lo dijo alto y claro el consejero de Sanidad. Si ha habido dos grandes inventos en el campo de la Medicina, estos son el saneamiento de las aguas y la posibilidad de erradicar una enfermedad mortal a través de un pinchacito. Es mucho peor una gripe que ese acto tan insatisfactorio que consiste en traspasar la piel para depositar anticuerpos en el cuerpo, valga la redundancia. Esto venía a colación de que los médicos, enfermeras, celadores, administrativos y demás fauna bendita que puebla nuestros consultorios locales, centros de referencia y hospitales, pasa de vacunarse. ¡Menudo ejemplo! Aunque, por algo será... Hay que valorar como se merece el esfuerzo que hacen los trabajadores de Sacyl por resolver con eficacia y agilidad -conceptos que cada vez deberíamos ir ligando más a la Administración, por mucho que duela al burócrata de turno-, pero también hay que exigirles ese punto de civismo. Porque, no lo olvidemos, es por su bien, por el de todos. Si un hospital, ojalá no se dé el caso, se colapsa por una epidemia brutal de gripe, sería para cerrarlo. Tal cual. Pero no en cuarentena; sine die. La administración dispone muchas cosas de forma imperativa, para nuestro fastidio. No cabe recurso administrativo, porque la norma tal dice que esto es así y si usted recurre a través del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo le valdrá lo mismo que si aplaude o hace el pino con las orejas. Si se trata de corporativismo, a ver quién gana. La realidad condiciona la norma y ésta es que Castilla y León ya ha celebrado la comunión del Sacyl. Demos el paso a una adolescencia comprometida.
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