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El Gobierno británico quiere aprobar el matrimonio gay antes de 2015

A pesar de las feroces críticas de grupos religiosos, el Gobierno del conservador David Cameron detalló hoy su propuesta para legalizar los matrimonios homosexuales en el Reino Unido antes de 2015.

El Gobierno británico quiere aprobar el matrimonio gay antes de 2015
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Siguiendo el ejemplo de España, Holanda, Canadá o Argentina, el Ejecutivo británico presentó hoy un plan, que se someterá a una consulta de tres meses antes de iniciar su tramitación parlamentaria, con el que pretende hacer posible que las personas del mismo sexo también puedan casarse por lo civil.

Desde 2005, en el Reino Unido los gays y lesbianas pueden optar por la unión civil, una figura jurídica que da prácticamente los mismos derechos que el matrimonio, a excepción del nombre.

"El matrimonio es una celebración del amor y debe estar abierto a todo el mundo", dijo hoy la secretaria de Estado británica de Igualdad, Lynne Featherstone, al presentar la propuesta del Gobierno para legalizar las bodas entre homosexuales.

El Gobierno de coalición entre conservadores y lideraldemócratas mostró hoy una voluntad contundente a la hora de llevar a cabo el controvertido cambio legislativo que ha tenido que retrasarse casi un año por las virulentas críticas de responsables de las iglesias anglicana y católica.

Sus responsables consideran que los políticos no debería atreverse a redefinir el concepto de matrimonio y el cardenal católico Keith O'Brien llegó a calificar recientemente de "grotesca"una idea que aseguró "avergonzará al Reino Unido de cara al mundo".

En este sentido, la responsable de Igualdad del Gobierno acusó hoy a los líderes religiosos de "inflamar las llamas de la homofobia". Según el texto presentado, que ha sido prologado también por la ministra de Interior, la conservadora Theresa May, el Gobierno quiere autorizar los matrimonios civiles entre personas del mismo sexo, pero prohíbe que se celebren en iglesias, como proponían algunos activistas.

Además, los homosexuales que ya disfruten de una unión civil podrán convertirse en matrimonio, mediante la correspondiente certificación, y las parejas en las que uno de sus miembros cambie de sexo no tendrán que anular su contrato matrimonial.

"Para ponerlo de forma simple, no está bien que a una pareja que se quiere y desea formalizar ese compromiso, se le niegue el derecho a casarse", afirman Featherstone y May en el texto.
Junto a la oposición religiosa, el plan del Gobierno afronta el rechazo de algunos diputados conservadores por lo que se prevé que, cuando llegue al Parlamento, el Ejecutivo dé a los "tory"libertad de voto, para evitar una revuelta interna.

Sin embargo, todo parece indicar que la propuesta superará su tramitación parlamentaria y recibirá el visto bueno de los diputados, ya que cuenta con los votos de los liberaldemócratas y del opositor Partido Laborista.

La opinión pública también parece estar a favor de los matrimonios gays que, según las encuestas, tiene el apoyo de un 45 por ciento de la población frente a un 36 por ciento que lo rechaza.

Pero los críticos con la propuesta gubernamental ya han empezado a hacer ruido y las campañas en contra del matrimonio homosexual comienzan a dejarse ver en la prensa británica.

La Coalición por el Matrimonio ha publicado este jueves un anuncio a toda página en varios periódicos nacionales que, sobre las fotos de boda de un centenar de parejas heterosexuales, asegura que "los políticos no deberían inmiscuirse en las grandes instituciones de nuestro país".

La legalización de las bodas gays cuenta con el apoyo expreso del primer ministro, David Cameron, que en el último congreso de su partido declaró: "Yo no apoyo el matrimonio homosexual a pesar de ser conservador. Lo apoyo porque soy conservador".

El giro en las filas "tories"ha sido notable en muy poco tiempo y hoy muchos activistas se acordaron de la polémica "Acta 28"aprobada en 1998 por un Gobierno conservador, que prohibía promover la homosexualidad como aceptable.

La normativa impulsada por la exprimera ministra Margaret Thatcher, que no fue derogada hasta 2003, nunca llevó a detenciones pero sí provocó el cierre de muchas asociaciones que temían ser perseguidas por la ley.