Ayudando a Sortu

Durante la última convulsión del franquismo una azafata de Barajas escribió en una pizarra con grandes letras: ETA (estimated time of arrival ), y no pudo poner la hora al ser detenida por un guardia civil por apología del terrorismo. Sería ilustrativo saber que entienden en la Corte de Estraburgo por el fenómeno etarra-abertzale, su Historia y sus protagonistas contemporáneos, para multarnos a todos porque un etarra que lo fue, lo es y lo será calumniara al Jefe del Estado. Otegi es un terrorista que ha dejado la «pipa» por un tiempo para desarrollar la política entrista que le diseña la banda. El 11-M llamó inmediatamente a Francia: «Juradme que no habeis sido vosotros porque si no aquí me matan». Durante unos años tuve relación profesional con Jon Ydígoras, enlace de prensa de HB, que al fracasar como torero abrazó la ikurriña. Nunca ocultó su militancia etarra y admitía que lo de su coalición era tactismo. Tenía la mujer exiliada en Francia por el hacha y la serpiente y los fines de semana la visitaba para recibir órdenes. El ministro de Justicia, que no se prodiga, dice que si Sortu fuera ETA estarían todos en la cárcel, tan alimbacado como instruirnos sobre que si Obama fuera Bin Laden no sería presidente. ¿De dónde saca Zapatero los ministros? El lendakari roza los pies con Sortu debajo de la mesa y ya no hace manitas con el PP sobre los manteles. Y Eguiguren, el maltratador, acelera a más de 110 km por hora su papel de correveidile de ETA. Las aguas del PSOE vuelven a bajar turbias en los frondosos jardines de los faisanes.