Extrema derecha
Los socialistas franceses abren una nueva era sin Strauss-Kahn
Con Dominique Strauss-Kahn en prisión y una pena de setenta años de cárcel por un presunto delito sexual amenazando su futuro más próximo, el Partido Socialista francés (PS) no ha tenido más remedio que pasar página.
París- A la espera de que se conozcan todas las versiones y la veracidad de los hechos «para sacar las conclusiones y consecuencias», dijo ayer la líder de los socialistas, Martine Aubry.
En la sede de la calle Solferino, la gravedad reinaba en el ambiente. Los rostros, circunspectos. El Bureau nacional del PS, reunido de urgencia, apenas duró 45 minutos. El tiempo necesario para una terapia colectiva tras la que las instancias dirigentes quisieron demostrar una «unión total» después del seísmo que ha sacudido los cimientos del partido y truncado las esperanzas depositadas en DSK, el candidato favorito de los sondeos para las elecciones presidenciales de 2012.
La conmoción, la incredulidad y la consternación seguían aún visibles, pero la líder de la formación, Martine Aubry, encargada de gestionar la crisis y galvanizar a las tropas, inauguraba tras esa Ejecutiva adelantada una nueva etapa, la era post-DSK. «Tenemos una responsabilidad: estar a la altura», dijo en una alocución en la que confirmó que van a seguir con la misma hoja de ruta que se habían fijado y quiso dejar bien claro que el escándalo DSK no va a alterar el calendario previsto. «Estamos en el momento de elaboración del proyecto socialista, así estaba decidido, y no hay razón para dejarlo», añadió.
Por delante: las primarias, los candidatos, la unión de la izquierda y la búsqueda de un líder que pueda reemplazar y suscitar las mismas expectativas y entusiasmo que Strauss-Kahn. El mejor situado, François Hollande, ex primer secretario, hizo mutis por el foro dando de lado a la Prensa. En la orilla de enfrente, el Elíseo mantenía su misma línea de silencio total. Aunque el presidente Nicolas Sarkozy, colateralmente beneficiado por la eliminación de DSK, daba también consignas a sus huestes: «Mantener la sangre fría, coraje, unidad y dignidad». Es decir, advertía a los suyos que pese a la tentación, no aprovechen las circunstancias para sacar réditos políticos que el electorado podría juzgar negativamente.
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