Estreno
Crítica de cine/«Baarìa»: Una epopeya a medias
Dirección y guión: Giuseppe Tornatore. Intérpretes: Francesco Scianna, Margareth Madè, Raoul Bova y Enrico Lo Verso. Duración: 120 minutos. Italia, 2009. Drama.
Atrapado en la memoria de la Sicilia que le vio nacer y crecer, Giuseppe Tornatore ha querido filmar su «Amarcord» y su «Novecento», su autobiografía intimista, bañada en color miel de abeja y con sabor a pasta a la puttanesca, y su fresco histórico, animado por la fanfarria compuesta por Ennio Morricone y la ascensión social de un chico de pueblo que sucumbe a los placeres del comunismo hasta verlo decaer. «Baarìa» es una película confundida, que no confusa: las grúas y los extras campan a sus anchas cuando se trata de captar los rostros del campo y de la infancia, y la cámara se ahoga cuando desea medir los biorritmos de una ideología cuyas contradicciones han hecho de Italia un país sin izquierda en el relevo político. La nostalgia, lo sabemos por «Cinema paradiso», es uno de los registros donde Tornatore se siente cómodo (el otro, el de la obra de cámara extraña y abstracta, estilo «Una pura formalidad», queda lejos de «Baarìa»), y aquí suaviza las aristas políticas de lo que pretende ser la crónica, a través de tres generaciones de italianos, de una nación que se deja arrebatar por su pasión. Obligado por la magnitud de la empresa, que no es otra que hacer una superproducción con espíritu de saga televisiva, Tornatore se queda a medias, intentando embutir decenas de subtramas en dos horas y media que se quedan cortas pero se hacen largas.
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