Valencia
Agrupémonos pocos
Los sindicatos, con el apoyo de la izquierda, supuestamente los genuinos representantes del pueblo, convocaron a los trabajadores a celebrar el 1º de mayo en Valencia y en toda España.
Dirá usted: con cinco millones de parados las calles se habrán llenado de manifestantes. Pues no. La gente se quedó en casa, como siempre, y los sindicatos, una vez más, no pudieron movilizar ni a sus liberados. Gracias a Dios, al ser festivo no fastidiaron a los que aún pueden trabajar, como sucede cuando convocan huelgas contra los políticos de la malvada derecha y al final acaban impidiendo a la gente corriente acudir a sus trabajos, gente corriente que no por casualidad les da cada vez más la espalda.
¿Qué han dicho ayer los sindicatos? Que el paro aumenta por la reforma laboral, es decir, un disparate que olvida el intervencionismo monetario, económico y laboral que está detrás de la profundidad de la crisis y del notable aumento del paro, contra el cual los sindicatos y la izquierda no sólo no han hecho nada sino que lo que han hecho y proponen hacer va en la dirección de prolongar y agravar la crisis. El lema fue: «Ocupación con derechos, contra los recortes sociales».
No se enteran de que la supuesta extensión de los derechos, gran camelo izquierdista, era en realidad lo contrario de lo que decía ser. La apoteosis de la demagogia, esta vez, corrió a cargo de Cándido Méndez, que dijo que después de las elecciones corren peligro los trabajadores y los servicios públicos, como si no corrieran peligro antes de ellas, y dio con la gran solución progresista para todos nuestros males: subir los impuestos a los asquerosos ricos que se compran coches y yates. Ahí está: contra los capitalistas, agrupémonos pocos.
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