Nueva York
La clase media da la espalda a Obama
En la larga lucha de las primarias que libraron Hillary Clinton y Barack Obama, éste último partía con una desventaja que, ahora, le va a pasar factura: No conectaba con la clase blanca trabajadora.
Un repaso a la hemeroteca nos dice que la entonces senadora de Nueva York se hizo con los grandes estados de Pensilvania, Ohio y Virginia Occidental, que le permitieron mantener la esperanza hasta que la portavoz de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, respaldada por otros barones demócratas, hizo un llamamiento público para que Hillary Clinton se retirase. Entonces todo eran sonrisas para Barack Obama.
Pero en las próximas elecciones de «midterm» (mitad de legislatura), donde se renueva un tercio del Senado y toda la Cámara de Representantes, los blancos del país, que representan el 40 por ciento del electorado, darán la espalda a los demócratas.
Y lo harán porque están furiosos con Obama, que ha sido incapaz de dar la vuelta a los datos del desempleo y hacer que la economía se recupere.
El experto en política de la Universidad Columbia, David Epstein, confirma el diagnóstico: «Con sus medidas, el presidente sólo ha conseguido frenar la caída en picado, pero no ha logrado que la situación económica recobre su marcha de antes de la crisis». Algo insuficiente para unos votantes que, de pronto, se enfrentan a tasas de desempleo del 10% en Ohio o del 9% en Pensilvania.
Las encuestas muestran que los candidatos republicanos al Senado ganan terreno precisamente en Ohio, Virginia Occidental, Pensilvania y Wisconsin, mientras que los aspirantes a la Cámara de Representantes hacen lo propio en otras zonas blancas del sur, noreste y medioeste del país.
Advertido, el equipo de Barack Obama ha programado para este fin de semana actos en Filadelfia (Pensilvania), Bridgeport (Connecticut), Chicago (Illinois) y Cleveland (Ohio).
El miércoles, sin embargo, aparecerá en el programa de humor «The Daily Show» del presentador Jon Stewart, una especie de Buenafuente local, para intentar dar la vuelta a la falta de entusiasmo que hay entre los votantes de su propio partido.
Este espacio de televisión tiene gran influencia en el sector joven y liberal del país, que son los simpatizantes de Obama.
Falta le va a hacer: los jóvenes parecen darle la espalda, los hispanos no están ya tan motivados por el «hombre del cambio» y las mujeres y los afroamericanos tampoco.
El politólogo Randall Miller, de la Universidad de St. Joseph's, opina que el cerebro de la campaña de Obama, David Axelrod, tiene que hacer una nueva «venta del presidente». Llevarle de nuevo a las calles, al contacto directo con el público si quiere demostrar que le «importan» sus problemas, que les escucha y que actúa en consecuencia. Algo en contra de Obama es que ha sido demasiado cerebral. Necesita el toque de Bill Clinton; ése de «siento vuestro dolor».
Y, precisamente, es lo que el ex presidente Clinton está haciendo durante los últimos días. Se ha puesto a hacer campaña como lo hizo en 1992 y 1996, cuando era él quien optaba a la Casa Blanca. Después repitió en 2008, cuando ayudó a su mujer, Hillary, en las primarias, y, ahora, ha tenido que saltar de nuevo al escenario para apoyar a sus compañeros de partido en el Senado y en la Cámara de Representantes en esta cita electoral que se ha convertido en un referéndum de los dos primeros años de la presidencia de Obama en lugar de una consulta para el poder legislativo.
De momento, los republicanos vencen en el voto por correo. Según se refleja en la página web «realclearpolitics», el termómetro que utilizan los medios estadounidenses para medir la temperatura política, los conservadores llevan ventaja en Virginia Occidental, con 4 puntos más, y en Florida, con 27,4. También ganarían en Colorado, Iowa, Luisiana, Maine y Carolina del Norte.
Si la desilusión causada por Obama ha calado en todo el país ¿por qué la clase media trabajadora, y blanca, iba a quedarse al margen?
«No os podéis cansar ahora»
Barack Obama salió ayer solo de la Casa Blanca a mediodía y se fue a jugar al golf después de tomarse un bocadillo. Atrás dejó una semana en la que se ha recorrido el país para apoyar a los candidatos de su partido en las elecciones de mitad de legislatura en las que está en juego el Congreso. Obama ha pasado del lema de campaña en 2008 «Sí, se puede» al «No me abandonéis» en 2010. Y parece que éste es el nuevo mensaje del presidente que ya ha repetido en Minnesota, Nevada y California. En una cena de recaudación de fondos en Minneapolis dio un discurso muy parecido al que había pronunciado horas antes en la Universidad de la ciudad. «Os necesito con energía. Como en 2008. En estas elecciones tendréis que elegir entre los que nos metieron en este desastre (por los republicanos) y los que nos sacaron (por los demócratas)», advirtió. El día anterior en Nevada dijo: «Acabamos de empezar. Estamos sólo en el primer cuarto. No os podéis cansar ahora», reveló en un mitin electoral a favor del líder de la mayoría demócrata del Senado Harry Reid. Este político se enfrenta a una difícil reelección en Nevada. Y sólo los errores de su oponente, la republicana Sharron Angle, que confesó hace días a un grupo de hispanos que tenían cara de asiáticos, le han hecho recuperar parte del favor del electorado.
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