De la mano de Salinas

Su gusto por el verso se remonta a los años de infancia: «Ya desde niña era lectora de poesía, pero a partir de 2003 decidí escribir. Como proyecto, que ahora se ha hecho realidad, el libro se gestó a partir de 2007», aunque ha visto la luz el pasado mes de julio. Además, asegura que siempre ha sentido un enorme interés por la escritura y el cuidado del lenguaje, y añade que se siente mejor cuando lee poesía. Alicia Aza (Madrid, 1966) presentó ayer en la Residencia de Estudiantes su primera obra, un poemario que lleva por título «El libro de los árboles», publicado por la editorial Ánfora Nova, que está estructurado en tres partes: «Los árboles que nos habitan», «Devociones en los humedales sombríos» y «Bajo las ramas de la memoria». La autora es licenciada en Derecho por la Universidad Complutense, abogada en ejercicio desde 1989 y ha sido profesora en la Universidad Rey Juan Carlos.

El poso de los grandes
«Devociones en los humedales sombríos» rinde homenaje a todas sus influencias literarias que han dejado poso en la obra de Alicia Aza, entre las que destacan Pedro Salinas, Emily Dickinson y los autores alemanes. Del «poeta del amor» y miembro capital de la Generación del 27, elige «La voz a ti debida», «Razón de amor» y «Largo lamento», texto que admira y define como su «libro de cabecera». No en vano asegura que «mi punto de partida es la actitud de desaliento y desamparo, la poesía nostálgica». Aza bebe de la naturaleza y, en concreto, del mundo vegetal: «Los árboles aparecen como ente de la memoria colectiva y son el objeto de mi proyección lírica», afirma para explicar el porqué de su primer volumen.

El volumen está prologado por el poeta y crítico literario Manuel Gahete, quien elogió el contenido de los versos de Aza por incluir «un conjunto unitario de emotivos y vibrantes poemas que destilan sensibilidad y oficio poético», y describe a la autora como «una de las firmes promesas de la poesía actual, una escritora comprometida con la emoción y el verbo que acuerda sabiamente la difícil adecuación entre fondo y forma, ese vínculo al que aspira todo creador».

Dominio de la palabra
Alicia Aza no busca un público concreto y lo explica al decir que «este libro no es para nadie, pero si tengo que dedicárselo a alguien es a mi familia más directa, a quien dirijo estos versos, los que están más cerca de mí y me han apoyado. Será cada lector el encargado de ponerle su sensibilidad», añade la autora, quien confiesa que ha separado siempre su tarea docente de su afición por la poesía «y no he leído nunca mis versos a mis alumnos». El paso de la toga a la poesía lo explica de una manera sencilla y natural: «Para un jurista es bastante importante el sentir la precisión de la palabra, algo que creo que se exige también a la poesía. Y el Derecho me ha ayudado».

Inspiración alemana
Alicia Aza explica que, a la hora de enfrentarse al folio en blanco, «primero tiene que haber inspiración para crear un proyecto inicial de poema, aunque después es importante el trabajo constante, la correción, el aspecto formal», y por ello detalla que en su libro, si hablamos de porcentajes, «existe un 25 por ciento de inspiración y un 75 de trabajo». ¿Cómo escapa del bloqueo? «Leo para buscar la palabra o me voy a dar paseos por el Retiro. Si opto por leer, busco la poesía alemana, porque me entusiasma su filosofía».

«EL LIBRO DE LOS ÁRBOLES»
Alicia Aza
ÁNFORA NOVA
56 páginas. 10 euros