San Marcos

Un Golijov deslumbrante

Ciclo «Carta Blanca»Golijov: «Juventud sin juventud» (Suite), «La Pasión según San Marcos», «Azul». Diversos solistas. Orquesta y Coro Nacionales de España. Director: M. Hrat-Bedoya. 25/27-II-2011, Auditorio Nacional, Madrid.

Miguel Hart-Bedoya
Miguel Hart-Bedoyalarazon

La séptima «Carta Blanca» de la Orquesta y Coro Nacionales de España ha convocado este año al argentino Osvaldo Golijov (La Plata, 1960), uno de los más difundidos creadores internacionales. Coincidiendo con el inicio del ciclo, la Sinfónica de RTVE, con su emprendedor nuevo titular, el uruguayo Carlos Kalmar, programaba «Last Round» de 1996, acaso la primera obra de Golijov tocada por una orquesta española, concretamente la misma Nacional, hace dos campañas, dirigida por el peruano Miguel Harth-Bedoya.

Golijov es el eclecticismo convertido en carnet de identidad. No renuncia a nada, abarca todo, bucea en cualquier estilo y lo fagocita todo hasta convertirlo en «simplemente Golijov», y todo ello con un dominio técnico mayúsculo, deslumbrante, que le permite explorar y exprimir todos los recursos de orquesta, coro, solistas vocales o instrumentales. Podrá no gustar a paladares hiper-ortodoxos, pero su heterodoxia arrastra al público, como sucedió en el Auditorio, donde la audiencia lo vitoreó. Controla la música de cine, y su partitura para «Youth without Youth» de Coppola (2007) atrapa al oyente por su «irrealismo», con sones tan dispares como el cimbalón húngaro, el violín persa o el acordeón porteño. «La Pasión según San Marcos» (2000) puede unir, en la selección ofrecida, a Rosalía de Castro con las lágrimas de Pedro, a la petenera de La Niña de los Peines con el remordimiento de Judas, hacer que la voz de Cristo llegue en el registro de una soprano o fundir el ritmo del «Gloria» guaraní de Morricone con la angustia de Getsemaní.

Acaso el Golijov más personal llega con «Azul», concierto para violonchelo literariamente inspirado en Neruda, suerte de viaje que parte de la distancia para llegar al paroxismo rítmico-instrumental. La cita de la gran Alisa Weilerstein al cello, de las cantantes Biella da Costa y María Hinojosa y del omnipresente acordeonista Ward-Bergeman, resume el elenco de intérpretes, con la Nacional y su Coro exhibiendo su versatilidad y el director Harth-Bedoya erigido en demiurgo del ritual golijoviano.