Sevilla
Los intrusos de los que Rivas se desentiende «le traían hasta el agua»
El exdelegado de Empleo de la Junta dice ahora no tener relación «como responsable» con los presuntos expedientes laborales falsos que le salpican
SEVILLA- Las ironías de la vida y de la cosa política provocan que el orto y el ocaso de un político, «un hombre de partido», como era considerado hasta hace poco –cuando la militancia del PSOE pasó a preferir evitar nombrarle–, puedan condensarse entre dos fechas y dos decretos. Referencia del Consejo de Gobierno de la Junta, a 31 de mayo de 2000: «Antonio Rivas Sánchez, nombrado delegado provincial de la Consejería en Sevilla, ha desempeñado desde 1991 y hasta la fecha el cargo de alcalde del Ayuntamiento de Camas, Sevilla, y en la actualidad era diputado en la Diputación Provincial». Decreto 266/2004, de 18 de mayo de 2010, «por el que se dispone el cese de don Antonio Rivas Sánchez como delegado provincial de la Consejería de Empleo y Desarrollo Tecnológico en Sevilla». Hasta la semana pasada, Rivas conservó sus cargos orgánicos. Los dejó, dicen en el partido, para que no tuvieran que verse en la tesitura de echarlo. Un penúltimo servicio.
En nueve líneas de un decreto cabe el final institucional de Rivas. Más palabras contiene la investigación del «caso Mercasevilla» por el que está acusado de cohecho y su presunta relación con las irregularidades en los expedientes de regulación de empleo (ERE), con varios intrusos próximos a él.
Rivas aseguró a este diario que no tiene «conocimiento como responsable de ningún ERE falso», dejando entreabierta la posibilidad de que fuera otro y no él quien incluyera a sus allegados en las prestaciones. Dimitió porque «hay que asumir la responsabilidad» y asegurando que «no tengo nada que ver» con los intrusos.
Fuentes municipales de la época de Rivas como alcalde recuerdan que, de los implicados, García Prieto «era su mano derecha»; Ricardo Medina, «su hombre de confianza, su chófer, quien le recogía a los niños del colegio»; José Antonio Márquez y José Acebedo, «sus cuñados»; y Juan Manuel López Espada, «el marido de su concejal de Festejos», la dimitida Concepción Ávila, apartada el viernes de las listas socialistas de Camas. «Estas personas, si Antonio Rivas lo pedía, le traían el agua», aseguran estas fuentes, indicando que «no es una exageración, es textual». «Forman parte de su círculo íntimo», señalan.
Hace poco más de un mes, Rivas se reunió con los secretarios locales de los partidos cameros –como cada cuatro años, desde que se convirtió en el jefe del PSOE local tras un breve paso por la fábrica de Cruzcampo– para debatir un acuerdo de mínimos para la campaña. Se le notaba «anímicamente bajo», como últimamente, y era por algo más que «sus problemas de espalda», que le acompañan años atrás.
Antes de la trama de los expedientes de regulación de empleo irregulares, está la presunta petición de comisiones a empresarios a cambio de subvenciones; y antes, el «caso Camas», en el que los imputados señalan a Rivas como el «cerebro» de una «trama-trampa» para conseguir la Alcaldía. Uno de los afectados desveló que Rivas le ofreció «ser gerente de una empresa pública» a cambio de propiciar el acceso del PSOE al Ayuntamiento. También fue investigado en 2004 por el cobro de comisiones en Camas. En 2001, el Ayuntamiento firmó un «pelotazo» urbanístico, el de los Hallones, que quedó paralizado con la llegada a la Alcaldía de Agustín Pavón, Antonio Enrique Fraile y José del Castillo. «He pisado muchos callos en mi carrera», comentó Rivas a la salida de una comparencia judicial. En el PSOE, que no le ha denunciado, hasta hace poco defendían su continuidad porque «colabora con la Justicia». Ya le han buscado sustituto: Juan García Baena. Cuando LA RAZÓN preguntó a Rivas si se siente respaldado por el PSOE, primero, guardó silencio; después, cambió de tema. El tiempo dirá si fue otro servicio al partido.
«Muchos callos» y muchas portadas
- La expresión que utilizó el exdelegado de Empleo de la Junta en Sevilla Antonio Rivas para explicar su implicación en el «caso Mercasevilla» se evidencia en las numerosas informaciones que le han relacionado, de una manera u otra, en distintas presuntas tramas y supuestas irregularidades desarrolladas en la provincia. El «caso Camas», el convenio de los Hallones, la investigación de comisiones en el Consistorio camero, Mercasevilla, el intrusismo en los expedientes de regulación de empleo, entre ellos.
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