Cataluña
Justicia y decencia por Alfonso Ussía
Rectificar no es de sabios, como expresa el tópico. La rectificación y la sabiduría no siempre van de la mano. Rectificar cuando en el error está inmerso el honor de un personaje popular y público es un acto de justicia y de decencia, no de sapiencia. El pasado martes publiqué un artículo con Dani Pedrosa de mal protagonista. Había leído unas desafortunadas manifestaciones del gran deportista. Las leí en diferentes medios y todas coincidían. Resulta que no habían sido publicadas en su totalidad. Es cierto que no estuvo afortunado refiriéndose al peso de la Bandera de España que no paseó después de su triunfo en el Gran Premio de Aragón. Es cierto que no estuvo afortunado cuando dijo que no quería meterse en esos asuntos. Es cierto que no acertó cuando justificó la lentitud de la vuelta de honor en primera marcha con la Bandera de España desplegada. Y es cierto que ahí terminó supuestamente la entrevista y que sus palabras me dislocaron el concepto que de Dani Pedrosa tenía. En los últimos años había visto en decenas de ocasiones pasear a Dani Pedrosa la Bandera de España con toda naturalidad y orgullo. Lorenzo no lo hizo en Cataluña. Y había visto su gesto de apoyo a la Selección Nacional de fútbol enfundándose la camiseta roja. Lorenzo se negó a imitarlo. De ahí mi sorpresa. Además de lo mucho que había hecho disfrutar Dani Pedrosa con sus victorias en el Mundial de Motos –y en diferentes categorías–, lo tenía como un deportista alejado de bobadas localistas y gestos inadecuados. Y escribí, llevado de la decepción, un texto que de acuerdo con sus palabras, consideré justo y nada complaciente. Sucede que me han llegado las manifestaciones al completo, y si no rectifico –lo hago feliz–, no tendría sentido que siguiera defendiendo mi verdad, que no es la verdad, en las páginas de un periódico. Para ilustres columnistas, rectificar les resulta doloroso, y nos creemos en muchas ocasiones seres intocables y superiores que ven las cosas que pasan por el mundo desde una atalaya inalcanzable. Es momento, en este caso particular, de bajarse los humos.
Pedrosa terminó la entrevista diciendo que lamentaba mucho su despiste, y que por supuesto, como ha hecho en tantas ocasiones, volverá a pasear la Bandera de España para celebrar sus victorias en todos los circuitos del mundo. Ese colofón no fue publicado. De haberlo sido, el artículo no se habría escrito por carecer de sentido y fundamento. Lo del peso de la Bandera y la lentitud de la marcha son desafortunadas apreciaciones. Lo de no meterse en esos asuntos en los tiempos que corremos, también se puede interpretar al revés, intención que se asegura desde el entorno del piloto español. Pero ese final de la entrevista es el que me obliga a rectificar. En estos tiempos, la fuerza de las redes sociales puede convertir en una mala verdad lo que es una mentira. La verdad completa de la entrevista a Pedrosa no nos la ofrecieron. Las susceptibilidades que nos han florecido a muchos con los últimos acontecimientos protagonizados por el sector localista y aldeano del nacionalismo catalán.
Ruego pues a Dani Pedrosa que disculpe mi involuntario error. Dí por hecho que sus palabras principiaban y terminaban en las versiones de la entrevista que leí. Y he comprobado que se borró el final. Finalizaba así mi texto:«Pues mis asuntos, que también los tengo, me dicen con toda claridad que termine este artículo de la siguiente guisa: Pedrosa, que le den».
Pues nada. Que me den a mí.
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