Dopaje
La venganza de los mendas
Contador gritó su inocencia. No le creyeron. El Comité de Competición de la Federación Española de Ciclismo le propuso un año de sanción. Trasladó la decisión a UCI y AMA: aceptaron el veredicto. Pactaron un año. Contador no se rinde. La Federación, días después de la intervención favorable al perdón de los políticos que tanto revienta a los capos internacionales del deporte, le absolvió. UCI y AMA advirtieron un desafío en la convicción del ciclista y cargaron baterías. Le esperaron. El asunto llegó al TAS, que se nutre de las copiosas minutas que producen las federaciones internacionales. Entre los mejores clientes, la UCI. La UCI hubiese entregado el Mundial de 2013 a Ponferrada antes que a Florencia. Pero había un problema, aunque la capital del Bierzo presentaba un proyecto más atractivo y costoso, se inclinaron por el de La Toscana sólo porque adelantaba dinero. Pero era, y es, tan atractivo el Mundial ponferradino que lo celebrará en 2014. La UCI tiene problemas económicos, ha de hacer frente a los gastos que ocasionan los costosos controles antidopaje, sus viajes, sus pleitos y sus cosas, y necesitaba que el TAS sancionara a Contador con dos años, para demostrar su fortaleza, para librarse de las costas del juicio y, sobre todo, para sacarle 2.485.000 euros al ciclista. La UCI no da puntada sin hilo; la AMA, cual garrapata, se adhiere a las trazas del clembuterol para no soltar la pieza y ambos organismos, con la inestimable colaboración del TAS, que envía al corredor a la silla eléctrica sin pruebas irrefutables del asesinato, protagonizan la vergonzosa venganza de los mendas.
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