Sevilla

Prisión para el detenido que dice que arrolló a la víctima al huir de una pelea

La Fiscalía le imputará homicidio o asesinato y dos delitos contra la seguridad vial; el copiloto queda libre con cargos. 

La Razón
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El relato de los hechos de Juan Francisco Gámez, el conductor del Seat Ibiza negro detenido por el atropello mortal del joven de 31 años Manuel Alías, y del copiloto Juan Manuel C. H. habla de «una acción fortuita» y difiere de la versión de la Policía Nacional, que apuntó, en base al testimonio de los testigos, a una acción intencionada y premeditada –con varias embestidas– como venganza tras una pelea en el salón de celebraciones Badía del polígono Store. El juez de instrucción 14, Manuel Ignacio Centeno, decretó su ingreso en prisión incondicional. El fiscal pidió prisión por homicidio-asesinato (está por concretar) y por la violación de los artículos 379 y 380, relacionados con la seguridad vial. El copiloto quedó libre con cargos, por la omisión del deber de socorro.

Juan Francisco Gámez se enfrentó en el transcurso de una cena con unos compañeros de la empresa Polvillo, dentro del salón de celebraciones, a un grupo de trabajadores de Feuvert, que se encontraban de cena de Navidad, para recriminarles «unos daños» en su coche, según explicó su letrado, Francisco Torres. Tras ello, «una mujer» del grupo del fallecido –que en todo momento se mantuvo al margen de cualquier conflicto– le advirtió: «Quítate de en medio, que te van a matar». Según la versión de los detenidos –efectuada por separado–, se fueron a su coche para marcharse, con la intención de llamar a la novia del conductor porque «había bebido». «Trataban de huir y había diez personas encima del vehículo, por eso daban marcha atrás y adelante, porque el coche estaba en batería y con el vaho de la noche», comentó el abogado.

Trabajadores de Feuvert reconocen que existió una pelea y que, incluso, lanzaron una silla contra el parabrisas del detenido. Juan Francisco Gámez aceleró con intención de salir de la trifulca, el copiloto manifestó que miraba hacia atrás porque les perseguían, añadió su abogado, Carlos de Elías. Entonces, «a 30 metros del aparcamiento», se produjo el atropello de Manuel Alías, que se dirigía a su coche «para evitar líos», explicaron sus compañeros. Según varios testigos, el conductor «dio un volantazo». La investigación debe esclarecer si fue un acto reflejo para evitar el siniestro o un movimiento intencionado para arrollar a la víctima.

El detenido «sintió el impacto», pero continuó con su huida ya que, según declaró, seguían persiguiéndole. Varios trabajadores de Feuvert salieron tras él en un coche, hasta que sufrieron un accidente. El encartado admite que bebió –de hecho, es su novia la que lleva al copiloto al trabajo después por este motivo– y que hubo un impacto. Antes de su detención, un compañero que estaba en la cena le llamó para preguntarle «si sabía lo que había hecho». Al enterarse de la muerte, bajó a la calle, donde –según su versión– «ya estaba la Policía».