Asturias
Un depredador sexual insaciable y sin escrúpulos
Detrás de la imagen desgarbada y frágil de Santiago del Valle se esconde un depredador sexual sin escrúpulos, que abusó de su propia hija de cinco años y que llegó a viajar a Asturias y colarse en un colegio para poder conocer a una niña que conoció por internet.
En 1999 acudió a los medios de comunicación para denunciar que un profesor de gimnasia había abusado de su hija y aportaron informes médicos que corroboraban su versión. Sin embargo, la investigación policial destapó el engaño. Los abusos provenían de su propia familia. En la primavera de 1998, Del Valle comenzó a tocar a su hija. Primero fueron caricias en los genitales y después la obligó a masturbarle. La madre lo sabía y no hizo nada. De Valle fue condenado a dos años de prisión en 2002, sentencia que fue ratificada en 2006. Su mujer fue procesada por encubrimiento. Además, le retiraron la custodia de sus dos hijos, de uno y cinco años, que en la actualidad cuentan con nueve y quince y se encuentran tutelados por la Junta de Andalucía. El juez reconoció que Del Valle y su mujer sufrían esquizofrenia paranoide, con una minusvalía del 75 y del 65 por ciento, respectivamente, aunque en el momento de cometer los abusos no sufrieran ningún brote
En cambio, la actitud de los dos merece una reflexión aparte. La imagen de Del Valle cuando denunció los abusos de su hija era la de un hombre triste, dolido y con sed de justicia. En cambio, su gesto durante el juicio reflejaba a un hombre malvado, sádico y que disfrutaba durante su declaración: «Antes de abusar de una pequeña, abuso de cualquier mayor. No me hace falta porque para eso tengo a mi mujer. Ella abusa de mí y yo abuso de ella».
✕
Accede a tu cuenta para comentar