Barcelona
Bautizo frustrado del «baby Barça»
El Sevilla remontó con goles de Fabiano y Kanouté (2) la buena imagen del experimento azulgrana.
Con una alineación muy particular, Pep Guardiola «regaló» al Sevilla la Copa del Rey en el mes de enero. Una competición que terminó ganando el conjunto nervionense y que le posibilitó la disputa de la Supercopa de España, un título que el equipo de Antonio Álvarez encarriló ayer en el Sánchez Pizjuán gracias también a otro experimento del técnico azulgrana. Pep decidió bautizar oficialmente a su «baby Barça» y el resultado fue frustrante. Después de un primer tiempo esperanzador en el que superó ampliamente a su rival, el Sevilla reaccionó y acabó poniendo cuesta arriba la consecución del primer entorchado de la temporada al campeón de Liga.
La efectividad de Luis Fabiano y Kanouté, bigoleador, permitió a los sevillistas voltear el marcador y viajar con un renta no excesiva, pero sí de ciertas garantías cuando en el Camp Nou, y con los ocho campeones del mundo ya presentes, todo sea muy distinto a lo vivido ayer.
Casi sin quererlo, el Sevilla asumía, a priori, el papel de favorito de un asfixiante primer «round». Un asalto innecesario, prematuro y molesto para los entrenadores. Guardiola y Álvarez abogaron en su día por el partido único para dilucidar el primer título de la temporada, aunque al final primó una vez más el interés de la Federación. A mediados de agosto y en la capital andaluza, con más de treinta y cinco grados, un descafeinadísimo Barça y un Sevilla con la mente en la crucial cita del miércoles en Braga estrenaban de forma oficial el curso 2010-11. Aun así, seguía habiendo un título en juego que Guardiola parecía menospreciar. No se podía entender de otra forma que hiciera debutar a tres canteranos de una vez –Rubén Miño, Sergi Gómez y Oriol Romeu–, que exprimiera la normativa con un cuarto en el once como Jonathan dos Santos, que Messi fuera suplente o que se in- ventara a Maxwell como extremo zurdo. Pero Pep volvió a acertar, al menos inicialmente, y no tardó en comprobarse. Porque el estilo del campeón de Liga no se reduce a la calidad de su excelente primera plantilla. Va más allá y el Sevilla, lejos de lo esperado física y tácticamente, lo comenzó a sufrir desde el pitido inicial.
Álvarez sacrificó la hasta ahora innegociable apuesta por la pareja de delanteros para tener la pelota, pero sin Xavi e Iniesta, el Barcelona se adueñó del balón y tocó como siempre. Un pase de Maxwell permitió a Ibrahimovic marcar adelantándose a un lento Fazio. La Supercopa ponía rumbo a Barcelona. Sólo en la defensa, Sergi Gómez, acusaba cierto nerviosismo, pero el funcionamiento global daba para un gol e incluso más. El Sevilla no existía.
Todo cambió en la segunda parte. Guardiola dio casi cuarenta minutos a Leo Messi. Los anteriores los había aprovechado «Ibra», que es mucho dada su particular situación. Pactado o no, el movimiento respondió a una más explosiva salida sevillista tras la reanudación en la que Cigarini ocupó el lugar de Romaric. Era difícil que el Sevilla no mejorase lo realizado en un primer tiempo sin tensión y con muchas lagunas. En realidad, errores del pasado, sobre todo en la creación que el debutante italiano viene a corregir esta temporada. Uno de esos esperados últimos pases lo aprovechó Luis Fabiano para empatar, instantes después de que Miño evitara el gol de Renato. El internacional brasileño sigue haciendo goles pese al tira y
afloja que mantiene con el club y la afición por su intención de volar de Nervión.
Nada de esto, en cambio, variaba los planes de Pep. Entró Thiago, el quinto canterano, coincidiendo con la aparición en el partido de Kanouté y Negredo. El paso atrás azulgrana se agudizó y el malí no tardó en aparecer donde es letal. Nada pudo hacer Miño a su remate desde el corazón del área tras servicio del vallecano.
Con el marcador de cara, el ven- daval local prosiguió y también la eficacia de Kanouté. Otra vez a placer cabeceó para hacer el tercero a diez minutos del final.
Guardiola incluso hizo debutar al ex sevillista Adriano, pero ya era tarde para corregir el entuerto que reflejaba el marcador pese a los intentos a la desesperada de Messi. Dejándolo todo para la vuelta, el Sevilla fue el primer equipo en eliminar al «súper» Barça actual a doble partido. Y Del Nido quiere su séptimo título, como sea.
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