Cuba

Detenido un grupo de siete atracadores iberoamericanos

La Policía Nacional ha detenido a los siete integrantes de una banda de atracadores muy organizada y meticulosa, que recibía información para sus golpes de un hombre recluido en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE).

Los atracadores, procedentes de Ecuador, Bolivia y Cuba, y liderados por dos hermanos, robaban en comercios y domicilios de la región madrileña, han informado fuentes de la Jefatura Superior de Policía.

Para evitar hacer mención expresa a sus actividades durante sus conversaciones, los miembros del grupo utilizaban un código especial. Así, "reformas en pisos"significaba asaltar viviendas y utilizar "pintura de buena calidad"hacía referencia al uso de armas de fuego.

La investigación que ha llevado a la desarticulación de la banda se inició a finales de junio, a raíz de una denuncia presentada en la comisaría de Torrejón de Ardoz. El denunciante indicó que cuando se encontraba en el interior de su domicilio fue abordado por tres individuos que, armados y ocultando sus rostros, accedieron al inmueble con la excusa de entregar una carta certificada.

Los delincuentes, antes de actuar, se dirigían a las inmediaciones de los inmuebles seleccionados para comprobar los elementos de seguridad, tales como cámaras de vídeo vigilancia, puertas de acceso a zonas comunes o moradores que vivieran en el domicilio. Si veían que podía existir algún tipo de riesgo, abortaban su intento y empezaban la búsqueda de un nuevo objetivo.

El grupo mantenía una alta actividad delincuencial, saliendo a "trabajar"a primera hora de la mañana y regresando a última hora de la tarde a sus domicilios, donde hacían una vida completamente normal. Podían estar a bordo de su vehículo hasta nueve y diez horas para efectuar las comprobaciones necesarias previas a los golpes.

A mediados de agosto, uno de los cabecillas en compañía de dos secuaces cometieron el que sería su último robo: un supermercado en una localidad a las afueras de la capital. Armados con pistolas encañonaron a los empleados, los maniataron y sustrajeron el dinero de la recaudación y varios productos. Mientras cometían el atraco uno de los asaltantes llegó a cobrar a un cliente dos euros por la compra de un producto.

Los investigadores, que seguían sus pasos, procedieron a su arresto -uno de ellos opuso una fuerte resistencia- cuando llegaron a las cercanías de sus domicilios particulares, interviniéndoles los efectos sustraídos en el golpe.

El otro líder del grupo, al saber que los agentes le cercaban y antes de ser arrestado, arrojó por la ventana de su domicilio una bolsa con 590 gramos de cocaína y dos pistolas, una de ellas con el número de serie borrado; aunque todo ello fue recuperado por los investigadores.

Además, en los registros domiciliarios se incautaron de otras tres pistolas, 14 teléfonos móviles, más de 20 relojes, joyas y diversos aparatos electrónicos procedentes de los robos, dinero en efectivo, prendas de ocultación, bridas de plástico y cinta adhesiva.