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Dos clásicos más
El Madrid también gana al Málaga en La Rosaleda, favorecido por un error garrafal de Willy Caballero
Hace una semana ganaba el Málaga 1-2 en el Bernabéu y Sergio Sánchez, el defensa derecho, entregó el balón atrás, a Higuaín. El Madrid empató. Luego se impuso 3-2 y llegó a la Costa del Sol con viento favorable cuando lo tenía casi todo perdido. Anoche, con empate a cero y posibilidades de pasar la eliminatoria, si lograba un gol, el equipo de Pellegrini volvió a cometer un fallo mortal: chutó Benzema, no fue un tiro colocado, ni fuerte, sino directamente a Willy Caballero, agachado, y el balón, suave como bisón, entró en la portería por debajo de sus piernas. Dos errores garrafales han condenado, si no al ciento por ciento sí en parte, a los malacitanos, eliminados en octavos por el Madrid sin que éste demostrara su calidad de vigente campeón de Copa en cualquiera de los dos encuentros. Habrá, por tanto, si Osasuna no lo impide, dos clásicos más. Ahora bien, si Mourinho pretende mojarle la oreja a Guardiola, ya puede espabilar a sus hombres. O se apunta a un cambio radical o el Barça le dará un disgusto.
Terminó el primer tiempo en La Rosaleda y la eliminatoria seguía viva; favorable al Madrid, con el gol de ventaja del Bernabéu, pero con 45 minutos de suspense por delante. El 0-0 era comprensible, ni el Real hizo méritos para aumentar su ventaja ni el Málaga llegó hasta Casillas con hambre de lobo. Tenía que marcar, porque estaba perdido, y no lo hizo; sus poderes no dan más de sí. Más allá de Cazorla, sin Joaquín ni Baptista, lesionados, el equipo es mate, pese al infatigable Toulalan, quien, como el internacional asturiano, no encontraba correspondencia en Isco, detalles aislados, ni en Seba Fernández; menos aún en Van Nistelrooy, allí arriba, ligera molestia, perdido.
El Málaga confiaba en pasar de octavos porque atrás no sufría y suponía que delante, en una de esas jugadas a balón parado que tanto mortifican al Madrid, podría alterar el destino. Tenía razones para creer, las que le regaló su adversario, romo, lento e impreciso, más próximo a la «basura» de aquel primer tiempo en el Bernabéu que a la reconciliación con su técnico, que alineó un once para no perder. Al menos así lo delataba el «trivote» que montó en el centro del campo con Lass, Alonso y Khedira. Los compañeros de Alonso no podrían jugar en el Barcelona; cuando tienen el balón, piensan; la línea media azulgrana, en realidad casi todo el equipo, difícilmente supera los dos toques de balón, como si rebasar esa tasa estuviera sancionado. Lass y Khedira reciben, miran, tocan y tocan, hasta que el rival se coloca y anulan el factor sorpresa para desesperación de Higuaín y de Cristiano Ronaldo.
Mourinho también alineó a Kaká, quien, desde que se lesionó en Anoeta, no ha recuperado ni el toque ni el ritmo. Ofrece una fatal ausencia de fútbol y, aunque disfruta de más oportunidades que el condenado Granero, las desaprovecha. En el segundo tiempo se quedó en la caseta.
En este primer tiempo, con un par de intervenciones de Casillas, la segunda para despejar un buen disparo de Eliseu, Caballero no apareció mucho más. Sergio Ramos le asustó con un cabezazo que salió fuera por poco y Khedira, con un chut que despejó acrobáticamente. En esa jugada se lesionó el alemán, sustituido por Özil a un minuto del descanso.
Otra «novedad» de Mourinho en esta primera mitad, Coentrao en el lateral izquierdo, su demarcación natural. Fue el más flojo de la defensa. Ni llegó bien arriba ni defendió con rigor. En la segunda parte, Marcelo sustituyó a Kaká y el portugués se situó por delante de Arbeloa. Mourinho se imagina que es el hombre orquesta cuando apenas toca un instrumento. Pero se vacía. Es su mérito.
La presencia de Kaká, mientras estuvo, resultó testimonial; tampoco mejoró el juego del Madrid en la segunda parte con Özil haciendo de enganche entre el «trivote», ahora con Coentrao en lugar de Khedira, y Cristiano Ronaldo e Higuaín. No fluía el fútbol en las filas madridistas, opacas, y empezaba a desesperarse el Málaga porque el Madrid, sin hacer nada del otro jueves, empezaba a dominarle. Mourinho lo advirtió y en el minuto 69 recurrió a Benzema y sentó a Higuaín. Podía haber prescindido igualmente de Cristiano. La presencia del francés no resultó determinante hasta que chutó y Willy Caballero le ayudó para que la pelota entrara.
Karim, en estado de gracia, no sólo es el jugador más en forma del Madrid, el más determinante, el mejor, también es su talismán. Su afortunado gol terminó con las esperanzas del Málaga, un equipo sin alma que además es incapaz de espantarse la mala suerte; casi tan mala como la de Arbeloa, expulsado casi al final.
Khedira se retiró en camilla lesionado
El centrocampista alemán no pudo terminar la primera parte. En una acción por la banda izquierda y tras un encontronazo con Sergio Sánchez, que se empleó con excesiva dureza y no pudo frenar, el jugador madridista sufrió una torcedura en el tobillo derecho. Con muestras de dolor, fue retirado en camilla.
FICHA TÉCNICA.
--RESULTADO: MALAGA, 0 - REAL MADRID, 1 (0-0, al descanso).
--ALINEACIONES.
MÁLAGA: Willy Caballero; Sergio Sánchez, Demichelis, Mathijsen, Eliseu; Toulalan, Cazorla; Isco (Buonanotte, min. 74), Seba (Rondón, min. 66), Eliseu (Maresca, min. 74); Van Nistelrooy.
REAL MADRID: Casillas; Arbeloa, Sergio Ramos, Pepe, Coentrao; Xabi Alonso, Khedira (zil, min. 44), Lass; Cristiano Ronaldo, Kaká (Marcelo, min. 45), Higuaín (Benzema, min. 69).
--GOL:
0-1, min. 72: Benzema.
--ÁRBITRO: Pérez Lasa (C. Vasco). Amonestó a Demichelis (min. 43)
y a Rondón (min. 76) por parte del Málaga; y a Lass (min. 18), Arbeloa (min. 31 y 89) y Sergio Ramos (min. 90) por parte del Real Madrid. Expulsó por doble cartulina amarilla a Arbeloa.
--ESTADIO: La Rosaleda.
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