Chicago
Obama vuelve a su «Katrina»
Más de la mitad de los estadounidenses creen que la gestión de Barack Obama ha sido «pobre» o «muy pobre».
Nueva York- El presidente norteamericano, Barack Obama, salió ayer a las siete y media de la mañana de su casa de Chicago –donde pasará este fin de semana festivo en Estados Unidos–, para dirigirse a Luisiana. El presidente estadounidense volvía para comprobar personalmente y sobre el terreno los efectos devastadores del vertido de crudo en el Golfo de México, a consecuencia del derrame de la plataforma petrolífera de Deepwater Horizon, operada por British Petroleum (BP). Ayer, el dirigente demócrata se remangó la camisa blanca y se agachó para coger arena y bolas de alquitrán en la playa de Port Fourchon, mientras supervisaba los daños con personal de BP, en su segundo viaje a la zona. «Estas son las bolas de alquitrán de las que hablan. Se pueden mandar equipos para recorgerlas mientras se limpia la playa», indicó el presidente americano. En la comitiva a lo largo de la carretera, se encontró con varios carteles escritos a mano donde se podía leer: «Playa cerrada» y otro que rezaba: «Me gustaría pescar».Después de surpervisar los daños, Obama se presentó ayer de nuevo ante los periodistas en Grand Isle, una isla frente a la costa de Luisiana especialmente afectada por el vertido de petróleo. Y destacó: «Esto es un asalto a nuestras playas, nuestra gente y nuestra economía regional. Los estadounidenses están viendo cómo sus medios de vida se han destruido en estas playas. Esto es nuestra prioridad más alta y merece una respuesta a la altura de la misma tarea». Durante su intervención, muy similar, por cierto, a la del jueves en la Casa Blanca, prometió triplicar las ayudas.Ayer, BP reanudó el bombeo de lodo para intentar frenar el derrame de crudo después de la interrupción del procedimiento. Desde que explotó la plataforma petrolífera, la Administración Obama ha sido incapaz de evitar que le salpique este desastre ecológico, que muchos comparan con el huracán «Katrina», que minó la capacidad de respuesta ante una catástrofe de la Administración Bush. En esta ocasión, los estadounidenses también están descontentos con la gestión del Gobierno demócrata. Según una encuesta reciente de Gallup, más de la mitad de los estadounidenses consideran que la respuesta de la administración a la marea negra ha sido «pobre» o «muy pobre».
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