Sevilla
Jennifer Jonathan y Jessica: la «Generación J» ya está aquí
¿Se acuerda de cuando se puso de moda llamar al recién nacido Kevin, Jennifer, Jonathan o Jessica? Pues bien, aquellos niños se han hecho hoy mayores, y la generación que arrinconó a los Pedro, Paco, Carmen o Concha pide paso ahora. ¿Tendremos alguna vez a un Jonathan presidente del Gobierno?
Pocas cosas hay más personales que el propio nombre; no por su singularidad (puede haber cientos de miles de personas que lo compartan), sino porque configura la personalidad durante toda la vida. La cuestión surge cuando, en reclamo de la originalidad, se busca un nombre poco convencional.
La sociedad española de mediados de los años 80 se manejaba entre la originalidad y el convencionalismo. A mediados de la década, y mientras el mundo de apresuraba a acabar con el "telón de acero", España comenzaba a ser cada vez más permeable a las influencias externas.
Ya no sólo en lo político con la entrada en la OTAN en 1986, sino también en lo social; los medios de comunicación audiovisuales (por entonces La1 y La2) mostraban en pantalla series extranjeras como Fama, El Equipo A o MacGyver, que comenzaban a crear un vínculo entre la población con referentes alejados de los conocidos hasta la fecha a través de las series nacionales como Verano Azul.
Aquella generación de padres españoles no fue ajena a toda la influencia exterior y, fruto de esa época, se produjo un aumento del número de niños y niñas con nombres como Jennifer, Jonathan, Kevin o Jessica, poco extendidos hasta la fecha. Esa generación nacida en los tardíos ochenta y comienzos de los noventa ha alcanzando la mayoría de edad en pleno siglo XXI.
La mayoría son personas anónimas; en cambio, algunos y algunas han saltado al primer plano de la actualidad por sus éxitos deportivos. Encontramos estos casos en Joel Robles (Leganés, 1990), prometedor portero del Atlético de Madrid; Kevin López (Sevilla, 1990), figura del atletismo juvenil y Kevin García (Mallorca, 1989), lateral izquierdo titular con Laudrup en el Mallorca; Jonathan Soriano (Barcelona, 1985), enrolado en la segunda unidad del FC Barcelona; Jennifer Benítez (Las Palmas, 1988), saltadora de trampolín... También personas vinculadas a deportistas de élite, como Jessica Bueno (Sevilla, 1990), relacionada con el tenista Feliciano López, son claro ejemplo del influjo exterior.
"La televisión es uno de los referentes fundamentales en la elección de un nombre", explica Magdalena Díaz, profesora de Sociología e investigadora en la Universidad Carlos III de Madrid. Los signos de modernidad en una sociedad también aparecen en la moda de los nombres y, en aquella época, España acogía un proceso de modernización sin precedentes.
"También tuvo que ver la aparición de las cadenas privadas a finales de la década", nos indica la profesora Díaz; La1 y La2 dieron paso a emisoras de televisión como Antena 3, nacida en 1990. Más cadenas permitieron tomar más referentes y este hecho influyó también en los recién nacidos hasta el punto de que en la actualidad se ha normalizado el hábito de utilizar nombres como Jennifer o Jonathan.
Al mismo tiempo, apunta la docente, la aparición de estos deportistas será un ejemplo para futuras generaciones en la asignación de nombres; un ejemplo que puede aceptarse o rechazarse cuando elegimos y que abre nuestro abanico de posibilidades. Usted decide.
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