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«Astillero de hierro» por Pilar Ferrer

La Razón
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Llevó siempre mal haber nacido en El Ferrol y ser paisano de Franco. Tal vez por ello, Ignacio Fernández Toxo se hizo comunista, militó en La Liga Revolucionaria y en el PCE. Ya se sabe que los extremos se tocan. Entró a trabajar en la Empresa Nacional Bazán, fusionada después con Astilleros Españoles. El hoy líder de Comisiones Obreras fue un activista destacado y participó en la primera huelga general en Ferrol. En medio de graves disturbios, en presencia de un entonces joven aprendiz, hubo muchos heridos y cayeron dos militantes de CC OO. Ello marcó la vida de Toxo, que acude todos los años a la ofrenda floral en memoria de los sindicalistas muertos aquel luctuoso 10 de marzo de 1972. A consecuencia de aquellos hechos, Toxo fue despedido y condenado a cinco años de prisión. Pero logró escapar del penal de La Coruña y vivió en la clandestinidad hasta la Ley de Amnistía de 1977. Recuperó su empleo en el sector naval e inició su carrera sindical como un fuerte agitador contra la reconversión industrial. Organizó manifestaciones que le valieron el apodo de «Astillero de Hierro». Su ascenso en el sindicato fue rápido, hasta quedar bien colocado en el ala dura que ganó tras José María Fidalgo. A Toxo también se la acusa de gustos no muy obreros. Vive en un ático de lujo, que dice haber ganado por un concurso municipal de vivienda. En cuanto al crucero que hizo por el Báltico con su señora, asegura pagarlo con una oferta de promoción económica. Más vehemente que el líder de UGT, le gusta aparentar beligerencia. O sea, ir del más duro. Ambos han logrado una buena sintonía.