Historia

San José

Cuándo lo único que importa es sobrevivir por José Antonio VERA

Cuándo lo único que importa es sobrevivir, por José Antonio VERA
Cuándo lo único que importa es sobrevivir, por José Antonio VERAlarazon

En una de sus cartas, Séneca escribió a Lucilio que «todo lo que nos había de servir de bien, Dios lo puso a nuestra mano. En cambio, las cosas que nos habían de perjudicar las colocó a mucha profundidad. No podemos quejarnos de nada sino de nosotros mismos, pues hemos sacado afuera aquellas cosas que causarán nuestra perdición en contra de la naturaleza, que las escondía». Valga el exordio a propósito de los problemas que se derivan de los trabajos relacionados con actividades de extradición de materiales subterráneos, como pueden ser las minas o el petróleo. Lo sucedido en el pozo chileno San José encuentra su explicación en un cúmulo de circunstancias entre las que abundan los errores administrativos, falta de seguridad, ausencia de controles y por supuesto mala suerte. Pero pone de actualidad lo peligroso de un trabajo que en otra época nos deparaba en España sustos o desgracias cada dos por tres.


Ahora tenemos menos minas. La actividad en sí, pese a los avances tecnológicos, es tan peligrosa como siempre. Se ve estos días de forma dramática. Treinta y tres mineros atrapados en 50 metros a 700 metros bajo tierra durante tres o cuatro meses a casi 30 grados en las entrañas del desierto más seco del planeta. En esas circunstancias lo único importante es sobrevivir, acostumbrarse a estar sin luz solar, evitar caer en la depresión, superar la ansiedad, los sudores fríos que provocan en algunos el síndrome de abstinencia al alcohol o las drogas, los ataques de ira ante una situación en la que nada se puede hacer salvo esperar. No es sólo la espera el único problema al que los mineros deben hacer frente. Vivir durante cuatro meses en una mina de cobre puede hacer que la salud se resienta. Incluso si se logra sobrevivir, las consecuencias pueden arrastrarse toda la vida.

 

Se habla ahora de un síndrome que provoca hinchazón de pies y manchas azules a consecuencia de encontrarse horas y horas sobre el barro. Tanta humedad acaba provocando pérdida de tejidos, y si el problema no se ataja se produce gangrena. Por eso les han facilitado medias con hilo de cobre, para evitar la propagación de hongos y bacterias. El hilo de cobre es solución para lo anterior, pero el cobre del subsuelo, metal que se extrae de las profundidades de Atacama, también puede acabar siendo un problema. El cobre en bajos niveles es esencial para la salud, pero en niveles altos, como al que se ven expuestas las personas que trabajan en una mina de la que se extrae este mineral, se pueden dar efectos nocivos directos en nariz, boca y ojos, amen de vómitos, diarrea, calambres estomacales o náuseas. Una absorción grande de cobre puede causar daños al hígado y los riñones e incluso la muerte.


Eso sin mencionar los peligros a los que se ven expuestos los mineros en cualquier parte del mundo. La silicosis es una enfermedad pulmonar evitable y muchas veces mortal, causada al inhalar partículas finas de sílice. Cada año, miles de mineros se ven afectados por la silicosis. Entre las afecciones que se presentan en los trabajadores de las minas, las más frecuentes suelen ser las del aparato respiratorio, que incluye neumoconiosis, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, bronquitis y cáncer del pulmón, sobre todo en aquellos que se encuentran expuestos a diferentes polvos minerales. El dióxido de silicio en forma cristalina, debido a su poder patógeno y a su abundancia en la corteza terrestre, es el principal protagonista en la mayoría de las neumoconiosis, cuando no el único. De ahí que con frecuencia el término de silicosis se use para denominar cualquier neumoconiosis. Estas enfermedades respiratorias producidas constituyen una importante causa de muerte. En la mayoría de las ocasiones evolucionan hacia la cronicidad, incapacitan y se convierten en fuente de años de vida perdidos.


Con todo, lo único que ahora les importa de verdad es sobrevivir. Poder salir del pozo y respirar aire puro, ver otra vez la luz del sol y abrazar a la familia. Quedarán marcados de por vida. Probablemente nunca más volverán a la mina.