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Camadas por Antonio PÉREZ-HENARES

Camadas, por Antonio PÉREZ-HENARES
Camadas, por Antonio PÉREZ-HENARESlarazon

A la pequeña charca comenzó a acudir a primeros de julio una hembra con tres crías a quienes una cámara de foto-trampeo nocturna acabó filmando mamando con entusiasmo de la madre jabalina. No tardó en venir en compañía de una colega y otros cuatro rayones. Que entonces lo eran ,y más o menos parejos, las siete crías. Fueron creciendo y haciéndose unos mocetes, cada vez más trastros, que rebuscaban los granos de maíz, que también hay con frecuencia por allí, y partiendo incluso las almendras que a veces le caen asimismo de propina. Se hicieron los siete ya unos marranillos y perdieron las características listas blancas. Justo entonces apareció otra camada. Ésta mucho más tardía. Y cuando aún me preguntaba por tal desfase de meses hace nada, casi ya para principio de otoño se presentó una cuarta jabalina con los últimos y casi recién paridos jabatillos. Unos «monillos» que les llaman por estas tierras a los pequeñajos de todas las especies. Total que alrededor de la charquilla, apelotonándose para hacerse un hueco, se han llegado a juntar entre madres e hijos dieciocho jabalíes. Porque eso sí, son buenas madres y es que no han perdido ni uno hasta el momento.


No sé las razones ni si entra dentro de la normalidad, pero tengo la impresión de que algo ha tenido que ver la anormalidad climática y la sequía sufrida y que preludia un ciclo de los malos en este sentido. Me ha parecido muy raro que haya cochinas tan atrasadas. Y preocupante. Porque las monterías comienzan y los «guarines» van a tener poca defensa con los perros.