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Los coches «sucios» pagarán más
MADRID- El tráfico de vehículos y la escasez de las precipitaciones forman el binomio perfecto para la creación de la famosa boina de contaminación de las ciudades. Y los ciudadanos de las grandes urbes españolas –Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla, entre otras– son los que más las sufren. Para atajar este problema creciente, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, propuso ayer aumentar los impuestos en la matriculación de los coches que «emiten más» CO2, dióxido de nitrógeno (NO2) y partículas en suspensión. Es decir, que los que circulan con diésel son los más perjudicados. De acuerdo con Ramos, «este impuesto tiene una orientación medioambiental», no recaudatoria, y «en principio, las comunidades autónomas están de acuerdo», insistió tras presidir la conferencia sectorial de medio ambiente. «Se trata de un instrumento fiscal más potente para que los ayuntamientos puedan hacer que en sus calles circulen coches con menos emisiones», subrayó.
El Plan de Calidad del Aire fue uno de los últimos proyectos del gobierno socialista y se aprobó en el Consejo de Ministros del 4 de noviembre de 2011, pero el adelanto de las elecciones al día 20 del mismo mes, paralizó toda su tramitación. En él ya se incluían propuestas como el etiquetado de los coches dependiendo de los contaminantes que emitan. De este modo, como indica el investigador del CSIC y experto en calidad del aire, Xavier Querol, «en los grandes núcleos de población se debería prohibir el paso de los coches con etiqueta roja». Es decir, de aquellos fabricados antes de 1992. «Estos vehículos sólo conforman un 3 por ciento del parque actual, pero emiten el 10 por ciento de los gases contaminantes», afirma. Pero sólo deben preocuparse los conductores de los grandes núcleos, «no debemos alarmar a toda la población».
No obstante, la iniciativa de Ramos se enmarca en la intención del Ministerio de reformar la ley de calidad del aire de 2007. Querol junto a otros científicos ya presentó a la ex ministra Rosa Aguilar una serie de recomendaciones: «No sólo se debe fiscalizar, también es importante crear zonas de aparcamiento disuasorio en la periferia de los núcleos urbanos, fomentar el transporte público limpio o endurecer las inspecciones de la ITV para localizar las averías por la mala combustión de los vehículos», explica.
Sin atmósferas protegidas
España aún está lejos de igualarse a la calidad del aire del resto de países europeos. Más de 126 ciudades de la UE cuentan con zonas que delimitan la circulación de coches contaminantes. Entre ellas Berlín, Nápoles y Praga. En estas Zonas Urbanas de Atmósfera Protegida (ZUAP) los impuestos a los vehículos que más ensucian «son muy elevados para conseguir que el conductor deje el coche en casa», dice Xavier Querol.
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