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El «dedazo» socialista

La Razón
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Durante años, Zapatero y la mayor parte de dirigentes socialistas daban lecciones de democracia al resto de partidos a cuenta de las primarias. Los periodistas de izquierdas aplaudían con el fervor usual, porque así podían atacar al PP y Rajoy. Eran los más, pero que más demócratas. Desde el primer momento estuve convencido de que las primarias eran la expresión del oportunismo político más descarado y que serían abandonadas cuando conviniera. Ese momento se produjo ayer con el dedazo de Zapatero al proponer a Rubalcaba como sucesor. A la pobre Chacón le explicaron esta semana que se quedara en el banquillo si no quería sufrir las consecuencias. Lo cumplió con disciplina militar, de algo le ha servido ser la titular de Defensa, aunque compareció ante la Prensa como si fuera Irene Papas interpretando un drama griego. Hay que agradecer que no llorara, por eso de la dignidad del cargo. La izquierda recupera sus raíces y opta por la elección por aclamación. Ahora, Rubalcaba tendrá que dejar el Gobierno y caminará con paso firme a la derrota frente a Rajoy.