Andalucía

Consecuencias electorales

La Razón
La RazónLa Razón

Sean cuales sean los resultados electorales del domingo, es evidente que para todos los partidos políticos tendrán importantes consecuencias. En algún caso, las más importantes de su historia. Para unos, porque serán la medida exacta de lo bien que lo hayan podido estar haciendo en estos últimos años. Para otros, justo por lo contrario. Para todos, porque les obligarán a repasar comportamientos enquistados, a modificar discursos y, llegado el caso, a replantear estrategias.
El Partido Socialista sustituye a siete de sus ocho candidatos en las capitales de provincia de Andalucía, en las que sólo repite la actual alcaldesa de Jaén. A todos ellos, Griñán ha trasladado el mensaje nítido y contundente de que, ganen o pierdan las alcaldías deberán mantenerse en su puesto durante al menos los próximos ocho años. Esa es, a tenor de los resultados, la primera de las consecuencias que aún estaría por ver. El descalabro socialista podría ser de tal magnitud y de un alcance tan profundo e histórico que no es descartable que se produjera un replanteamiento general y una completa reestructuración que podría conducir a un adelantamiento electoral en el país y, en función de ello, determinar la conveniencia o no de hacer lo propio en Andalucía. Las actuales expectativas socialistas son tan negativas que cualquier resultado se vendería como bueno en aplicación de la teoría establecida en su día por Pepe Blanco pero que, lejos de ser un bálsamo efectivo a medio plazo, podría constituirse en una simple tirita insuficiente a todos los efectos para contener la hemorragia. Se verá con el tiempo y, con él, la eventual continuidad del propio Griñán. Para el PP-A las elecciones serán sencillamente el Rubicón que determine sus posibilidades de gobierno. Arenas tendrá la oportunidad de calibrar con precisión su teoría sobre el comportamiento electoral de los 85 ayuntamientos clave que podrían enviarle a la presidencia y a controlar las diputaciones. Para IU y PA lo que está en juego es la simple supervivencia. En el caso de los andalucistas de manera literal, en el de IU, de manera más sinuosa como consecuencia del papel de comparsa ejercido en los gobiernos de coalición con los socialistas. La crisis, el paro, la corrupción y el hartazgo social ponen de manifiesto que serán unas elecciones para la abstención.