Empleo
Smiley verde
El despropósito de Smiley al impartir lecciones sobre paro y verdulerismo energético en el G-20 ha sido tan acusado que ni sus amigos se han atrevido a defenderlo sin tapujos, mientras que sus enemigos han encontrado un nuevo filón para despellejarlo con justicia y acierto. Cabe, sin embargo, un análisis complementario que no ignore un mérito de Smiley y sus secuaces: les podrán faltar escrúpulos pero les sobra osadía, y son capaces de ir más allá de lo que una visión razonable esperaría de unos gobernantes. La cabriola de Seúl lo vuelve a demostrar. El mayor fracaso del intervencionismo de Smiley y sus predecesores es el paro. Otra catástrofe derivada de su intervencionismo (también del de los políticos del PP) es el caos energético, marcado por el explosivo déficit de tarifa y por el oneroso delirio de las energías renovables. Cualquier persona pediría disculpas, pero Smiley hace lo contrario: saca pecho precisamente en esos dos campos. Co-responsable destacado de millones de puestos de trabajo perdidos, instruye sobre cómo crear empleo. Según el conocido estudio del Instituto Juan de Mariana, por cada empleo verde subsidiado se destruyen 2,2 empleos en el resto de la economía española. Y Smiley explica a los líderes del mundo que esa política tan hostil contra los trabajadores puede crear ¡un millón de puestos de trabajo! Sí, lo sé, todo es mentira, pero, reconozcámoslo, tiene un punto de genialidad.