Lorca

Lorca intenta recuperar la normalidad

Cuatro días después del terremoto que se cobró la vida de nueve personas, Lorca intenta volver a la normalidad. Poco a poco los comercios y los bares que no resultaron afectados por el seísmo van abriendo sus puertas en aras de que la población recupere su vida cotidiana.

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 Así, las grandes superficies comerciales de la localidad ayer estuvieron repletas de clientela.
Los locales de hostelería también han experimentado esa vuelta a la rutina. José María, propietario del bar «Barroco», pese a tener su vivienda derrumbada, veía ayer cómo sus clientes habituales pasaban a desayunar a su negocio. El bar «Acuario» también subió el cierre ayer y a la hora de la comida tenía todas las mesas al completo. Y es que, pese al terremoto, los lorquines quieren recuperar su vida de antaño.

Además, en estos momentos tan delicados, algunos de los comercios que han podido abrir porque su estructura ha sobrevivido a los efectos del temblor están mostrando su lado más solidario. La zapatería «Rumbo» es uno de esos privilegiados negocios y se ha propuesto repartir zapatos entre las personas que lo han perdido todo. Otro local que ha podido abrir ha sido la librería «Álamo». «No podremos volver a la normalidad porque no tenemos casa», espeta Ana, la dueña del establecimiento. Su desánimo es evidente pues su casa sí que ha resultado afectada y ahora está viviendo junto a nueve familiares más en la vivienda de uno de ellos. El lado amable de esta mujer es que gracias a su librería está consiguiendo entretener a los más pequeños de Lorca, pues asegura que los padres se están acercando a por libros y tebeos para sus hijos.

Precisamente son los menores los que están protagonizando otro de los problemas para los altos cargos del municipio murciano. Los desperfectos han afectado a tres colegios y otros tantos institutos que no volverán a estar efectivos hasta el próximo curso, lo que obligará a reubicar a 6.600 alumnos en los otros treinta centros escolares de Lorca. Algo similar ocurre con los tres centros de salud de la localidad, que han permanecido cerrados. Se prevé que el centro de salud San Diego esté operativo desde el próximo lunes o martes, pero los de Lorca-Centro y La Viña, con «severos daños», tardarán más de un mes en atender de nuevo a los pacientes.

Sin seguros
Tras el temblor y los múltiples desperfectos causados por éste, las aseguradoras están en boca de todos. Los que tienen su vivienda asegurada tratan de pasar a ellas para tomar fotografías de los desperfectos y enviarlas a los seguros para que un perito pueda evaluar los daños y estimar las indemnizaciones. Sin embargo, mucho vecinos carecían de una póliza que protegiera sus hogares frente a sucesos como el del pasado miércoles. El procedimiento que están siguiendo los lorquines que carecen de seguro se inicia en el ayuntamiento, dónde se están registrando largas colas para rellenar un formulario tras el cual el Consistorio se pondrá en contacto con ellos para darles una solución.

Antonia Pascual, de 77 años, es una de ellas. Su caso es extremadamente delicado pues su marido es discapacitado y la pensión que tiene no excede de 600 euros, lo que le impide afrontar las reformas de su domicilio. En la misma situación se encuentra Pedro, también pensionista, quien asegura mientras rellena el formulario que «estábamos medio bien y el terremoto nos ha destrozado la vida».

«Gorrones» y conflictos en los campamentos
El nerviosismo de la población está haciendo mella en los tres campamentos instalados para los afectados por el terremoto. En la noche de ayer se produjeron algunos altercados que provocaron la intervención policial para que no hubiera consecuencias mayores. Además, se han detectado algunos «gorrones» que se están aprovechando de la comida que se reparte gratis en los campamentos situados en el Huerto de la Rueda y Santa Quimera.