Danza

Más Nederlands que nunca

Un momento de la representación
Un momento de la representaciónlarazon

Temporada del Teatro RealCompañía: Nederlands Dans Theater I y II. Dirección Artística: Jim Vincent. Coreógrafos: Jirì Kylian, Paul Lightfood y Sol León. Música: Stravinski, Schubert Fecha: 22-VI-2010. Teatro Real. Madrid.

Si de celebrar se trataba, el Real se convirtió ayer en una fiesta. El Nederlands Dans Theater cumplió cincuenta años con una exhibición de danza neoclásica (por momentos contemporánea, por momentos más clásica) que demostró su coletilla de «una de las mejores compañías del mundo». La marcha de Kylián no ha devenido en el abandono de la exigencia artística y técnica que caracteriza el conjunto, aunque su sombra sea alargada, y su herencia, las coreografías, sigan luciendo tanto como antaño. Una genialidad en la que no se puede obviar la aportación de unos magníficos bailarines.La apertura, «Whereabouts Unknown», es el mejor ejemplo de la modernidad que supo introducir en 1993 en el neoclásico Kylián: el movimiento, todavía novedoso, no busca la diferenciación gratuitamente, sino que el significado reina sobre un significante que no deja de sorprender. La densidad de pasos confluye en una estética compacta, expresiva y repleta de técnicas diversas que, sin embargo, brillan por su armonía. Kylián no necesita abandonarse a la contracción o a la rigidez: ambas conviven para expresar con claridad la intención del coreógrafo de mostrar «la vuelta a los orígenes».«Subjecto to change», de Lighfoot y León, no desmereció las coreografías de su maestro. Apegadas a un lenguaje corporal más mímico, que no minimiza su valor artístico, esta pieza continúa la tradición del Nederlands de incorporar influencias sin que por ello se pierda la intención. Una gran alfombra roja esconde y muestra las idas y venidas de un paso a dos amenazado por la constante presencia y acción de cuatro bailarines. El símbolo: la incertidumbre ante los cambios de la vida.Cierra un clásico de Kylián, «Symphony of Psalms», de 1978. Esta pieza, la más clásica, revive el espíritu de John Cranko, su maestro. Las partes corales destacan por una organización en el espacio de gran complejidad, y se mezclan con pasos a dos que ya predicen la modernidad de Kylián. En definitiva, el Nederlands sigue siendo el ejemplo de que la danza contemporánea o neoclásica, según se mire, tiene mucho que ofrecer al margen de excentricidades que, por desgracia, abundan en la danza actual. Todavía hay esperanza.