Cádiz
Rubalcaba y dos más
Cuenta Kapuscinski en su retrato sobre el emperador de Etiopía, Haile Selassie, que incluso para comprar las sábanas de un hospital era necesaria su firma. El cuello de botella del país empezaba en el ritmo de la muñeca de aquel tirano de estrambote. El ascenso de Rubalcaba, de «hombre-de-Estado» a «hombre-Estado», hace temer que cuando uno llame a los bomberos o cuando se tenga que pedir comida a domicilio, también atienda la llamada el ministro de Interior-portavoz-vicepresidente-diputado por Cádiz. Y a lo mejor, en ese momento, está informándose de unas detenciones. Rubalcaba, siendo un personaje chinesco, multiplicará sus sombras para ocupar estas nuevas parcelas de poder. Está descontado el capaz ejercicio de ventriloquia de Pérez-R, pero lo que se confirma es la incapacidad de Zapatero para no sentar figuras de cartón-piedra en las sillas del consejo de Ministros. En sí mismo, el presidente llegó al poder hecho un pimpollo. Estos tres últimos años, con la vida emputecida, ha ido viendo como la armada de barquitos de papel y ensoñaciones a la que ponía rostro Bibiana se ha ido a pique. Sin nadie a la vista, ZP ha resuelto una crisis con el único de los suyos que acredita haber sobrevivido a su pasado. Ahora, para aclarar quién gobierna habrá que decir como en los toros cuando sólo hay una figura: Gobiernan Rubalcaba y dos más.
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