Caso Bretón
El error
Ayer acabó en la Audiencia Provincial de Pontevendra el juicio contra un hijo de perra llamado Jaime Maíz. Muy tranquilo, muy seguro de sí mismo, trajeado y bronceado, ha tenido que comparecer acusado del asesinato de un tiro en la frente a su ex pareja, Mari Luz Posse. Esta sabandija entró en diciembre de 2007 en el Cuartel de la Guardia Civil de Cambados, donde trabajaba, y le quitó la vida a esta mujer, que, en ese mismo instante, y acompañada de una amiga, estaba intentando denunciar por acoso a este individuo. El citado detritus humano ha contado en la vista oral que esa noche estaba pasado de copas y que no recuerda nada, pero hemos tenido la jodida buena suerte de que ninguno de los once testigos, ni siquiera sus compañeros en el puesto de la Benemérita, hayan apoyado su testimonio. Cualquier mujer maltratada sabe a ciencia cierta que el alcohol no convierte a nadie en un monstruo, simplemente da más confianza al monstruo. El tal Jaime Maíz llegó, por cierto, por su propio pie a la Audiencia Provincial de Pontevedra, gracias a un error judicial que impidió prorrogar su prisión en plazo. No hay medios suficientes, no estamos informatizados, dicen, para explicar lo inexplicable. La Fiscalía ha intentado por todos los medios que este mierda no estuviera en la calle ni un minuto, pero hay errores judiciales que, además de ser antipáticos, parecen blindados contra lo que el resto del mundo considera justo. Créanme si les digo que tengo muchísimo respeto a los jueces, cuya profesión me parece dificilísima e ingrata. Tan difícil me parece que jamás se me hubiera ocurrido escoger ese camino, consciente de que mis limitaciones me inhabilitan para cometidos tan complicados. Una disculpa del magistrado encargado del asunto hubiera aplacado, estoy segura, tanta perplejidad. Una disculpa, sobre todo, a tantas mujeres que con este caso han perdido la esperanza de salir de su infierno vivas. Han perdido las ganas de denunciar, han perdido la fe en que la justicia pueda, no ya evitar un asesinato, es que ni siquiera ha sido capaz de librarnos de la libertad de este tío desde febrero. Es un daño enorme, una responsabilidad que no puede escudarse solamente en el error, en el error humano, eso que sirve para justificar desde una gotera hasta la explosión de una bomba nuclear. Si no hay medios, que los pidan dando un golpe en la mesa y los apoyaremos. Y si los hay (pregunten en la Dirección General de Modernización de la Administración de Justicia), que los utilicen. Que ésa es otra.
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