Murcia
OPINIÓN: Consumismo voraz
Llegan malos tiempos para el consumismo, para el voraz y el moderado. Sin dinero no hay compras. Somos los segundos más morosos de Europa, y es por algo. Es momento de que echemos la vista atrás, para recordar que hace veinte o treinta años era normal que te cosieran una rodillera en un pantalón agujereado, en vez de tirarlo e ir corriendo a comprar otro. Esto ocurría en toda clase de familias, no se asociaba a los estratos socio-económicos bajos, sino a un instinto razonable de aprovechamiento de los medios y recursos naturales. Si el pantalón de un niño está perfecto salvo por un mínimo agujero, ¿por qué tirarlo en vez de coserlo? Al ir a comprar otro, pagas por algo que ya tenías; y para el nuevo pantalón se ha invertido más agua, electricidad, plásticos –que proceden todos del petróleo-, recursos del planeta, esfuerzo. Desde luego no se trata de ir todos remendados, y hay que comprar para que la rueda de la economía gire, pero seamos razonables... Muchas veces, en vez de lavarlas y guardarlas, tiramos las zapatillas de invierno («¡total, por 3 euros tienes unas en nuevas del chino de abajo!»). Igual decimos de los electrodomésticos: «Uf, esta nevera no enfría bien, tenemos que comprar otra». ¿Por qué no repararla? Lo mismo sucede con los coches: «¡En cuanto tienen cien mil kilómetros hay que deshacerse de ellos!» ¿Por qué? Según aseguran los mejores mecánicos, un buen coche con un buen motor requiere pequeñas reparaciones, desde luego, pero puede dar la vuelta al cuentakilómetros si se le da uso y se cuida debidamente. ¿No es mejor pagar esas reparaciones antes que una letra más al mes? Quizá esta brutal crisis nos enseñe a no despilfarrar inútilmente, a no comprar cosas innecesarias.
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