Damasco
Baño de sangre en Siria en la recta final del Ramadán
Las Fuerzas de Seguridad sirias mataron ayer a siete personas, incluido un niño de 13 años, cuando miles de manifestantes salían de las mezquitas en dirección a los cementerios, como es tradicional en la fiesta de Eid al-Fitr, celebrada ayer, que marca la recta final del Ramadán.
Muchos sirios esperaban que esta festividad marcaría un punto de inflexión en la campaña sangrienta que el Gobierno de Bachar al Asad emprendió hace cinco meses contra los disidentes que piden un cambio de sistema. Lejos de rebajar el nivel de represión, el Gobierno respondió con mano dura dejando un reguero de cadáveres que asciende a 2.200, según la ONU. Grupos de derechos humanos calculan que de ellos, 551 han muerto en la fiesta sagrada del Ramadán.
«Pueden disparar y matar a cuantos quieran, pero no dejaremos de pedir un cambio de régimen», dijo un activista de Deraa. La jornada se vivió con intensidad en esta ciudad, en la que comenzaron las protestas y donde ayer murieron seis personas, según el comité local de coordinación. El presidente Asad celebró el final del Ramadán junto a la mayor autoridad suní del país, Ahmed Hasun, que apoya incondicionalmente la política del Gobierno de acabar con las manifestaciones. Asad pertenece a la minoría alauí, temerosa desde el principio de la revuelta de que los suníes puedan hacerse con el poder después de 40 años bajo la dinastía de los Asad.
Desde la caída de Gadafi se han producido más deserciones en el Ejército y las protestas se han intensificado en las ciudades contestatarias, según ha afirmado la oposición. Asad se sirve de la Guardia Republicana y de la Cuarta Brigada, la mayor unidad militar del país, comandada por Maher, el hermano pequeño del presidente. Trata, así, de mantener al margen al Ejército, formado mayoritariamente por ciudadanos suníes.
Los últimos ataques de Asad han sido condenados por la Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Catherine Ashton, que hizo ayer una mención especial a los altercados del pasado 27 de agosto en una mezquita en Damasco y la brutal agresión contra el caricaturista Ali Ferzat. Ashton criticó el ataque «sin sentido y desmesurado» que tuvo lugar en «la noche más sagrada del Ramadán».
Además, los temores a un posible descontrol de los arsenales químicos que tiene en su poder el Gobierno sirio en caso de que caiga el régimen han aumentado en vistas del vacío de poder que una desaparición repentina de la estructura estatal pudiera general, según varios analistas estadounidenses. El 2008, el Departamento de Estado advirtió de la creciente amenaza que suponía para Oriente Próximo el aumento del número de armas químicas en poder del Ejecutivo sirio. Associated Press
Más sanciones de Obama
La administración Obama anunció ayer nuevas sanciones a Siria. En esta ocasión se congelan todos los bienes que pudieran tener en Estados Unidos tanto el ministro de Exteriores sirio, Walis Al Mualem, como el embajador sirio en Líbano, Ali Abdul Karim Ali, y la asesora presidencial y portavoz Buzaina Shaaban. EE UU prohíbe a sus ciudadanos cualquier tipo de negocio con estas personas. Muchos analistas creen que el derrumbe del régimen se producirá por los efectos de la asfixia económica a la que está sometido
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