País Vasco

Ruz procesa a Ballesteros y Pamiés por el «chivatazo» a ETA

Mantiene de forma provisional los delitos de colaboración con banda armada y revelación de secretos. Intentaron «frustrar» la operaciónConsulte el gráfico con la secuencia de los hechos

El bar «Faisán», donde supuestamente se realizó el «chivatazo» a ETA
El bar «Faisán», donde supuestamente se realizó el «chivatazo» a ETAlarazon

MADRID- El inspector de la Brigada de Información de Álava José María Ballesteros fue quien pasó el teléfono móvil al hostelero Joseba Elosúa en el bar «Faisán» de Irún, y el ex jefe superior de Policía del País Vasco Enrique Pamiés, quien le dio los detalles y pormenores de la operación que se iba a llevar a cabo contra el «aparato de extorsión» de la banda terrorista ETA. Ésta es la conclusión a la que ha llegado el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, instructor del «caso Faisán», en el auto en el que procesa a ambos por intentar «frustrar» esa operación antiterrorista, en mayo de 2006. Respecto al ex director general de la Policía Víctor García Hidalgo, el magistrado, tal como pedía la Fiscalía, lo deja fuera del proceso, al entender que no hay indicios suficientes contra él.

 El magistrado mantiene, de forma provisional, el procesamiento por los delitos de colaboración con banda armada y revelación de secretos, aunque señala que no es el momento para «verificar una calificación exhaustiva y precluyente», y, en todo caso, no vincula ni al tribunal enjuiciador ni a las partes acusadoras.

«Te van a dar un recado»
No adopta ninguna medida cautelar contra los ahora procesados, quienes están citados a declarar el próximo día 17.

 En la resolución judicial, el magistrado relata cómo Ballesteros entra en el bar por la puerta trasera, pregunta por Joseba Elosúa y, a continuación, le pasa un teléfono móvil «pidiéndole que escuchara, que le iban a hablar, a dar un recado».

Al otro lado del teléfono se encontraba, según señala el instructor de la causa, Enrique Pamiés, quien le dio datos relevantes de la operación que se iba a poner en marcha contra la red de extorsión de ETA y que debía terminar con la detención del etarra José Antonio Cau Aldanur, quien iba a entrar en España para recoger dinero de la extorsión.

En concreto, el juez señala que Pamiés informó a Elosúa de «diversa información relacionada con la investigación policial y judicial que estaba siendo llevada a cabo sobre los presuntos miembros de la red de extorsión de ETA y, en concreto, sobre el inminente operativo que debía conducir» al arresto de Cau Aldanur. Además, le reveló «determinados detalles de la instrucción judicial que se encontraba bajo secreto sumarial».

Posteriormente, Ruz detalla de forma minuciosa los datos que, presuntamente, puso Pamiés en conocimiento de Elosúa «relacionados con la investigación».

No dejó que le invitaran a café

Una vez acaba la llamada telefónica, que se prolongó por espacio de ocho minutos, Elosúa devolvió el teléfono a Ballesteros, quien durante la conversación se había quedado en la barra del bar, donde consumió un café. El propietario del «Faisán» quiso invitarle a esa consumición, pero se encontró con que Ballesteros ya la había pagado.
Esta llamada provocó que Elosúa se trasladar a Francia junto a su yerno, Carmelo Luquín, para entrevistarse con Cau Aldanur, con quien se reunió en un bar de Bayona. En ese encuentro, el empresario informó al etarra del contenido de la llamada que recibió, «advirtiéndole de la posibilidad de ser detenido» si cruzaba la frontera.

Junto a ello, el instructor analiza los indicios acumulados que le llevan a llegar hasta las citadas conclusiones. Así, sostiene que «todos los indicios» conducen a «sustentar la razonabilidad» de la participación de Ballesteros en estos hechos, y, en concreto, como la persona que facilitó el móvil a Elosúa, y a Enrique Pamiés quien le dio la información sobre la operación antiterrorista.