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Ocho de cada diez sacerdotes volverían a elegir su profesión
Más de ocho de cada diez sacerdotes elegirían serlo de nuevo si nacieran otra vez, según los resultados de varios estudios realizados en EEUU y contrastados en el libro 'Why priests are happy?' --¿Por qué los sacerdotes son felices?-- (Ave María Press), del sacerdote y psicólogo estadounidense de la Universidad Católica de América, Stephen Rossetti.
Rossetti realizó dos estudios basados en sendas encuestas a miles de sacerdotes estadounidenses --1.242 en la del año 2004 y 2.482 en la de 2009-- con el objetivo de cambiar la, a su juicio, "percepción equivocada"que la sociedad "secularizada"tiene sobre la felicidad de los sacerdotes.
"Piensan que los sacerdotes deben ser infelices porque deben cumplir con el celibato pero es justo lo contrario, cuando uno sirve a los otros y a Dios, encuentra la felicidad", ha asegurado en una entrevista concedida a Europa Press, con motivo de la celebración este lunes del Día del Seminario.
Así, de la encuesta del año 2004 se desprende que, ante la pregunta 'Si tuviera la oportunidad de hacerlo, ¿volvería a ser sacerdote?', un 81,5 por ciento se mostró de acuerdo o muy de acuerdo, un porcentaje que, según Rossetti, queda reforzado por otros sondeos como el de la National Federation of Priests' Council (NFPC) de 2001 que revela que el 88 por ciento elegiría de nuevo la misma profesión o el 'CARA study' de 2001 que muestra que el 90 por ciento se haría sacerdote otra vez.
En declaraciones a Europa Press, el sacerdote español Pascual González, de Ciudad Real, ha asegurado, a sus 82 años, que se incluye dentro de ese porcentaje de sacerdotes que dicen ser "muy felices"con su profesión. "Si tuviera que nacer 50.000 veces, 50.000 veces sería sacerdote", ha subrayado.
Además, los estudios de Rossetti apuntan que entre un 90 por ciento (en la encuesta de 2004) y un 92,4 por ciento (2009) de sacerdotes afirman que son felices con su profesión, y que entre un 80 y un 88,9 por ciento afirman que su moral es buena, en la misma línea que el listado de las diez profesiones más felices publicado por la revista Forbes en el que el trabajo de sacerdote se situaba en primer lugar.
Similares porcentajes se encuentran en otras encuestas como una de 'Los Angeles Times' de 2002, en la que se indicaba que el 91 por ciento de los sacerdotes estaba satisfecho con su forma de vida, o la realizada por la NFPC en 2001 en la que el 45 por ciento de los más de mil sacerdotes entrevistados se describían como "muy felices"y el 49 por ciento, como "bastante felices".
Concretamente, Rossetti ha identificado catorce factores importantes que contribuyen "directa y positivamente"a la felicidad de los sacerdotes, entre los que destacan su capacidad para mantener una paz interior, las prácticas espirituales --celebración de la Eucaristía, oración, lecturas, el sacramento de la Penitencia-- y, sobre todo, la relación con Dios.
En cualquier caso, también se apunta como fundamental la relación personal del sacerdote con los obispos, sus compañeros de trabajo y los laicos. Además, el autor asegura que, cuando un sacerdote asume su celibato como "una llamada de Dios"y como "una gracia personal a pesar de los desafíos", es mucho más probable que sea un sacerdote feliz.
"Los sacerdotes son muy felices porque les gusta lo que hacen, ayudan a la gente y además tienen muchas amistades, con otros sacerdotes y laicos. Además, la mayoría de ellos tiene una vida espiritual sólida lo que muestra que aquellos que tienen fe son personas más felices", ha asegurado Rossetti, al tiempo que ha remarcado que la relación con Dios es "el gran vaticinador"de la felicidad.
Rossetti ha insistido en la imagen "equivocada"que tiene "la sociedad secularizada"del sacerdocio y considera que los resultados de sus estudios deben ser "un desafío"para quienes tienen esta mentalidad. En este sentido, ha propuesto a los sacerdotes que, para cambiar esta percepción, hablen "claro"y "más"sobre sus vidas y las alegrías de la vida sacerdotal, también desde el mismo púlpito.
Finalmente, ha subrayado que, ante el "incremento"de la felicidad de los sacerdotes frente al "descenso"de la de los americanos no creyentes, la sociedad debería darse cuenta de que el secularismo "no puede dar la verdadera felicidad y paz"y que la "verdadera fuente de la felicidad real es Dios".
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