Literatura

Andorra

Giménez Bartlett: «Mi novela no es truculenta lo es la historia de España»

La escritora se adentra en los paisajes rurales de los años 50 para narrar la historia de La Pastora, una maquis hermafrodita, en «Donde nadie te encuentre»

Giménez Bartlett: «Mi novela no es truculenta, lo es la historia de España»
Giménez Bartlett: «Mi novela no es truculenta, lo es la historia de España»larazon

Hay personajes que persiguen a un escritor durante toda su vida hasta que por fin logran salir en una de sus novelas. Para Alicia Ginénez Bartlett, este personaje es Teresa Pla Messeguer, alias La Pastora, un mito en la Cataluña de los 50, maquis, fugitiva, acusada de 29 asesinatos y con un terrible secreto, la hicieron vivir como una mujer cuando era un hombre. Con «Donde nadie te encuentre», la escritora se ha sacado la espina y lo ha hecho a lo grande, ganando el día 6 el Premio Nadal, que convoca la editorial Destino.

–¿Cuándo fue la primera vez que oyó hablar de La Pastora?
–Toda la vida. Cuando estudiaba el bachillerato en Tortosa ya nos asustaban con sus historias, una mujer que vivía en las montañas y que nadie podía atrapar. Incluso cantábamos una canción, «Cuidado con La Pastora, mujer fue mala y pecadora». La curiosidad de saber quién era este monstruo me ha acompañado siempre. Nunca la pudieron cazar en las montañas. Allí hubiese muerto de vieja, si no se hubiera cansado de esa soledad.

–¿Y por qué ha tardado tanto en escribir su historia?
–Hice un intento hace diez años, cuando estaba en Plaza & Janés. Le dije mis intenciones a la editora. Le pareció bien, incluso mandó a la zona a un periodista para que investigara. Volvió a los 15 días diciendo que no había ningún rastro y que los vecinos se negaban a hablar, como si fuera Sicilia. No fue hasta el año pasado que salió un libro con todos los documentos reales sobre el personaje, que decidí novelar su vida.

–Por la época, el contexto y la naturaleza del personaje, ¿estamos hablando de una novela truculenta, llena de violencia?
–Si yo hubiese transcrito todos los documentos que consulté para recrear a La Pastora, hubiese llegado al «gore». He procurado no caer en ello. Se narran episodios muy duros, pero he intentado alejarlos de lo escabroso y sensacionalista. Quise tratar con respeto a los personajes.

–Un maquis hermafrodita da para mucho sensacionalismo.
–En realidad, era un falso hermafrodita. Accedí a sus informes médicos y comprobé que tenía inhibidos los genitales, con un pene pequeño y los testículos anclados hacia atrás, aunque desde un punto de vista de gónadas era un hombre. Sus padres lo convirtieron en mujer. Incluso cuando la detuvieron, la encerraron en una cárcel de mujeres. Era grande, 1,80, y le dieron un uniforme ridículo.

–Hasta ahora había sido tratada de forma muy superficial.
–Tenemos los artículos de Enrique Rubio en «El caso» con cosas que hoy nos dan risa. Como: «es una hiena que ríe sobre sus víctimas».

–Su vida fue dramática.
–Cuando empezó a salirle barba, no podía ni afeitarse. Tenía que arrancarse los pelos a escondidas, con una navaja. Toda su vida tuvo que escuchar esos cantos de «Teresita, ¿qué tienes entre las piernas?». Su vida fue una humillación constante, pero ella tampoco era una santa. Ya se vengó cuando pudo de los que la martirizaron de pequeña.

– Parece una vida intensa, difícil de resumir en una única novela.
– El problema literario al que me enfrenté es que poseía tanto material que era difícil hacer una criba. Me he centrado en tres meses del año 1956.

–¿Por qué ese periodo?
–Es el momento en que aparece después de dos años sola en el bosque sin hablar con nadie. Cuando tuvo su primer contacto, no le salía la voz. Decide ir a Andorra y alguien da el chivatazo y la cazan.

–¿Estamos hablando del retrato de una asesina en serie?
–Fue acusada de 29 asesinatos, entre ellos de alcaldes y guardias civiles, pero nunca se probaron. No es una asesina en serie a la americana, aunquecuando tenía que ser violenta no tenía problemas. Sus palizas, sus venganzas con la gente que la trató mal, llegaban al borde de la muerte.

–¿Su paso por los maquis fue casual?
–No tenía conciencia política. Cuando entró estaban cerca de su disolución. En los maquis encontró lo que no había tenido nunca, compañeros y amigos. Siempre había odiado los excesos de la Guardia Civil, y eso la inclinó hacia ese mundo. Los maquis le enseñaron a leer. Incluso hay una escena muy bonita, que es el momento en que uno de sus compañeros le corta el pelo, mientras a ella se le están cayendo las lágrimas. Ha sido una mujer tanto tiempo que por fin la dejan ser un hombre.

–¿No es, entonces, una novela política?
–Ni mucho menos. Su historia, como antes decía, no es truculenta, lo que es truculenta es la historia de España. Ella es hija de un país salvaje, trágico y siniestro. Yo no he querido caer en una interpretación de esta historia. Cada bando sale reflejado con sus propias miserias y excesos.

–¿Quiénes son el psiquiatra francés y el periodista que iniciarán su búsqueda?
–El psiquiatra es la mirada externa a la España de la época, un país que le horroriza al mismo tiempo que le fascina. Tiene ese defecto «guiri» que le hace ver romántico un lugar con bandoleros en el bosque y se deja atrapar por esa red, fascinado por esa tierra dura, violenta, llena de árboles secos, paisajes áridos, sin apenas población.

–¿Y el periodista?
–Es un cínico que empieza por dinero. El psiquiatra lee un artículo suyo sobre La Pastora y le convence para participar en su búsqueda. Caerá de pleno en la investigación criminal hasta que vive un giro que lo implicará de forma personal en la historia. Me ayudaban mucho a dar verosimilitud a la trama.

–¿Espera que el lector, al acabar la novela, entienda un poco más a este terrible personaje?
–Se planteará preguntas y tendrá que colocarse. Tomará su opinión según su ideología, según su idea de lo que es el ser humano. Lo que me gusta de esta historia, sobre todo, es el efecto que puede tener en los más jóvenes.

– ¿A qué se refiere?
–Ratificará su idea sobre la generación de sus padres y abuelos. Lo leerá y dirá: «¡Pero qué gente más loca, más bestia!». De allí es de donde venimos todos. No lo podrán creer.


El detalle
500 PÁGINAS

 Giménez Bartlett está sorprendida de que su novela ocupe más de 500 páginas, algo no habitual en ella. Sobre todo porque ha limitado la acción de la historia a tres meses de 1956. «Podría hacer una trilogía como Almudena Grandes (que también habla de maquis en su último libro), pero no me apetece. Yo reivindico que un autor se divierta con lo que hace y yo creo que ya he explicado la historia que quería contar», asegura la escritora.



La Pastora vs. Petra Delicado
Giménez Bartlett aparca las andanzas de su célebre Petra Delicado, aunque eso no significa que abandone el género del todo. «No es una novela negra. Diría que se acerca más a las obras de aventuras. Sin embargo, en el final hay un desenlace sorpresa importante, típico de novela negra. Quizá es que se me han pegado ciertos automatismos y me salen de forma espontánea. Tampoco me voy a quejar», señaló la escritora. De momento, lleva escritas ocho novelas de Petra Delicado, serie que empezó en 1993 con «Ritos de sangre». El personaje que ha dejado apartado de momento a su detective, La Pastora, murió en 2004, aunque la autora nunca llegó a conocerla. «Probablemente, no hubiese sabido qué preguntarle», afirma. El libro ganador del Nadal estará en las librerías dentro de unas tres semanas. Lo que sí disfruta ya es de los 18.000 euros del premio.