Bilbao
Campeón y en Barcelona (74-91)
El Madrid gana la Copa 19 años después con un recital ante el Barça
Y el «We are the champions» atronó en el Sant Jordi en honor del Real Madrid. Diecinueve años después, la sección de baloncesto engorda las vitrinas del club blanco con una Copa del Rey. En Barcelona y ante el Barça, el no va más para el madridismo y para un equipo necesitado de un empujón como éste. Un título conquistado ante el eterno rival y en su casa sabe diferente, y si no que se lo digan al Barça pensando en la final de Copa futbolera. Pocos equipos merecieron tanto un título como el Madrid de ayer. Fue tan superior al Barcelona como no lo había sido hace muchas temporadas. Hay que escarbar muy en el fondo del disco duro para encontrar una superioridad semejante. Del principio hasta el final. Con todos los jugadores respondiendo a las exigencias como muy pocos pensaban. Laso y el equipo se reivindicaron siendo fieles a las premisas que han marcado toda la temporada. Baloncesto alegre, atrevido, valiente, agradable de ver, un título con 91 puntos anotados... Una justa recompensa para un Madrid que recordó al de sus mejores momentos.
La reconversión de Llull al puesto de base fue una de las medidas de Pablo Laso que más escépticos se ganó. Llegó al club hace cuatro años y medio en esa posición, pero creció como escolta. Todo apunta a que empieza a madurar como director sin perder las virtudes que siempre le marcaron. Devoró el partido con una intensidad y un acierto que le terminaron por convertir en el Jugador Más Valioso de la Copa. La otra pieza decisiva fue Carroll. Al entrenador no le pudo salir mejor la apuesta. Cuando el Barça amenazaba con discutir el título, Laso decidió que el estadounidense era el arma para desactivar a Navarro. No tanto en defensa como desde la agresividad en ataque. Le hizo la vida imposible. En cada ataque le amenazaba, no le daba tregua y su recital en el tiro –22 puntos con sólo tres errores– sepultó a los azulgrana cuando la inmensa mayoría del Sant Jordi empezaba a creer.
El Madrid ha escarmentado. En sus dos primeras citas serias de la temporada, Montepaschi y Bilbao, ambas en la Euroliga, salió escaldado. Los jugadores asumieron su responsabilidad y aparecieron en la final con el grado de implicación necesario para pelear por el título. También encontraron pronto un líder, muy pronto. Tener una referencia es vital en este tipo de partidos. Llull es un jugador que no se corta, no se esconde, reclamó los focos y desnudó a Huertas. Sus diez puntos en el primer cuarto catapultaron al Madrid (17-22). La ya tradicional desventaja física blanca en muchas posiciones no existía. Singler y Suárez tienen tanta presencia como Mickeal y Eidson. El agujero ahí de anteriores finales estaba tapado. Por dentro fue todavía más sorprendente. Tomic contuvo las primeras acometidas y cuando se cargó con dos faltas apareció Begic. El pívot muchas veces da la sensación de estar por estar. Su actitud, su intensidad y su rostro en la pista son los mismos que cuando baja a por el pan. Pues resulta que durante unos minutos fue el pívot que puede llegar a ser. Consistente atrás, intimidó varios tiros y se marcó un mate delante de N'dong que ni sus propios compañeros se lo creían (23-32, min 16). Suárez, más enchufado que nunca y haciendo mucho daño en el poste bajo, redondeaba al Madrid más serio de la temporada (33-42, min 20).
El Barça necesitaba a todos y ahí los primeros en aparecer tenían que ser Lorbek y Navarro. Cuando se encontraron, el Barcelona amenazó (51-52, min 27). Pero el escolta está lejos de su mejor momento físico. La fascitis plantar le ha tenido limitado durante el torneo. Con todo eso, un Navarro menor es capaz de mucho, aunque no de todo. Ahí fue cuando Laso asumió más riesgos. Apostó por Carroll. Para frenar a Navarro decidió atacarle sin tregua. Balones al estadounidense y en menos de cinco minutos, el Madrid reventó la final (56-73, min 33). Llull pidió cabeza y el equipo no se descentró para recuperar la Copa 19 años después y, además, en casa del Barça.
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