Berlín

El rescate de Grecia se encalla por las exigencias de Alemania

La UE no se pone de acuerdo sobre cómo rescatar a Grecia por segunda vez.

Didier Reynders, ministro belga de Finanzas
Didier Reynders, ministro belga de Finanzaslarazon

Pero con una deuda del 157% y unos bonos tan poco atractivos que han sido catalogados como los peores del mundo, los europeos no tienen tiempo para alargadas discusiones de sobremesa antes de la quiebra del país.
A pesar de los 110.000 millones de euros prestados el pasado año, Grecia no podrá volver a financiar sus necesidades en los mercados privados el próximo año como se esperaba. Pero esta vez, un pequeño grupo de países, encabezados por Alemania, quiere que los bancos e inversores privados participen en el rescate hasta en un tercio de los 80.000 millones, aproximadamente, que podría necesitar. Su participación consistiría en un aplazamiento de la devolución de la deuda, a través de un intercambio de bonos por otros de un plazo superior en siete años, como propone Berlín.
En opinión de los alemanes, además de los nuevos apoyos de holandeses, finlandeses, luxemburgueses, eslovacos e irlandeses, este alargamiento no supondría una reestructuración, un tabú que han evitado los europeos desde el inicio de la crisis de deuda soberana por el impacto que tendría en la solidez del euro.
Una opinión con la que discrepan las agencias de calificación y, sobre todo, el BCE, y la mayoría de los países, que son más partidarios de una implicación «voluntaria» de los tenedores de bonos, manteniendo su exposición a la deuda griega. En otras palabras, que estos inversores se comprometan a comprar de nuevo deuda griega para aquella que caduque durante este periodo en el que Grecia es incapaz de convencer a sus prestamistas.
El futuro presidente del BCE, Mario Draghi, volvió a advertir ayer sobre los riesgos de una renegociación «obligatoria», por el desconocimiento del posible contagio que podría tener en otros países vulnerables.


LAS CLAVES
Tres puntos críticos

1.- La propuesta alemana
Alemania enarbola la idea de que los inversores privados deben participar en el rescate griego. Al menos hasta en un tercio de los 80.000 millones que podría necesitar el país heleno.
2.- La metodología
La participación del sector privado pasaría por aplazar la devolución de la deuda a través de un intercambio de bonos por otros de más de siete años.
3.- La postura contraria
El BCE y la mayoría de los países prefieren una «implicación voluntaria» de los tenedores de bonos. Matendrían su exposición a la deuda griega.