Murcia

Derrumbe por José Muñoz Clares

La Razón
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La ofensiva miniyó se desmorona y con ella la sospecha de que en Murcia no hubo nadie honrado sino cierto mandamás y sus esbirros. Lo de Torre Pacheco resulta obsceno: archivo respecto de todos menos dos que estuvieron injustamente en prisión, a los que habrá que condenar para salvar la cara a los responsable del encarcelamiento y porque sabe el equipo oficial que habrá querella contra diversos poncios, incluida cierta «perita» que infló su informe ante juez justiciero alentando así la prisión de un alcalde y, de acompañamiento, un técnico municipal. La distancia entre la verdad y lo calculado por la perita era de 1 a 3; donde otros ven 2 millones y pico de euros ella veía más de seis y arrastró en su desacierto a un sistema sádico que saliva como perro de Paulov cuando encuentra a alguien encarcelable. El mismo derrumbe se da en el frente UMBRA. El miniyó a cargo dice en la prensa que no sabe si el alcalde Cámara estaba en el ajo ni si lo estaba el concejal de urbanismo pero, eso sí, mantiene imputados «ad cautelam» al concejal y a dos técnicos no sea que en archivando haya, en vez de una querella, dos. Se agarran al clavo ardiendo del delirio de un tal Varela Castro, inquisidor de garzones, que inventó la inducción sin delito inducido y la prevaricación sin prevaricador, aquí aplicada a la aprobación de convenios que arruinaron a unos cuantos empresarios y los que quedan por caer, según informó el exdecano de los arquitectos sr. De la Villa, para quien la contratación resultó confiscatoria. Con el alcalde no se han atrevido ni con el resto del consistorio, pero las panzerdivisionen miniyó entienden, desde la cómoda situación de no afrontar unas elecciones, que se debió apretar más. Es decir, politiqueando por oposición.