Consejo de Ministros
Operación salida de noche y en dirección contraria
MADRID- Una sesión larga con un hemiciciclo semivacío se celebraba a 200 metros escasos de la manifestación. A las cuatro, los diputados pudieron entrar al hemiciclo sin problema, ya que el fuerte cordón policial aisló por completo la zona. No había un alma por las calles y además los manifestantes no empezaron a llegar hasta pasadas las cinco. En todo caso, a sus señorías les pudo la curiosidad y, aunque ninguno, se atrevió a acercarse hasta el fuerte cordón policial, se interesaron toda la tarde por lo que ocurría en Neptuno: que si está todo en calma; que si parece que sube la temperatura; que si cuántos heridos hay; que si vamos a acercarnos hasta el Palace... Sólo los diputados de IU osaron acercarse hasta los manifestantes. Claro que lo hicieron por la calle de Cedaceros, mucho más tranquila. Aún así se ganaron algún que otro abucheo. Y además hubo quien como Rubalcaba les criticó. No era esto lo que más inquietó, en todo caso, al jefe de la oposición, que mostró su precupación por la crecida del malestar social con una democracia con claros síntomas de agotamiento. Y el Gobierno, ¿qué dijo el Gobierno? Pues sólo la vicepresidenta y los titulares de Justicia y Trabajo pisaron ayer el Congreso. El resto del banco azul permaneció desierto. Pero a juzgar por los comentarios de Sáenz de Santamaría hay también preocupación porque, aunque hay que respetar a quienes «protestan pacíficamente», hay que distinguir a estos de quien lo hace «violentamente y ante la sede de la voz de todos los españoles. Y esto es otra cosa bien distinta».
Los gritos de protesta, las peticiones de dimisión o los reproches a la clase política que se coreaban desde Neptuno no llegaban nítidos y se confundían con un ruido más potente, el del helicóptero de la Policía que sobrevoló toda la jornada las inmediaciones del Parlamento. Y a media tarde la preocupación de los parlamentarios pasó de los detalles de la protesta al cómo salir del Congreso cuando acabara el pleno. Fue entonces cuando ya con noche cerrada comenzó la operación salida, en dirección contraria. La Policía abrió paso a vehículos oficiales y privados de sus señorías por la calle Zorrilla hasta la de Marqués de Casa Riera y luego a la de Alcalá, pero en el sentido contrario a la de la marcha habitual. Y lo mismo hizo a quienes salieron por la Carrera de San jerónimo hasta la que bordea el Palace para bajar, también en sentido contrario, por la calle Prado hasta llegar al paseo del mismo nombre.
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